BEHEMOTH y AT THE GATES: ¡La oscuridad es el miedo a los fantasmas vivos! // La Riviera, Madrid – 19/01/2019
Los amantes del metal extremo no podían empezar mejor el año, sin duda, una de las giras más potentes la formada por Behemoth, At The Gates y Wolves In The Throne Room era la mejor manera para comenzar este 2019. Madrid nos recibió engalanada para la ocasión, es decir, una noche fría, oscura y lluviosa para dar la bienvenida a este triunvirato brutal, que colocó en taquilla el cartel de “No hay entradas”.
Los encargados de empezar la velada eran Wolves in The Throne Room, la banda de los hermanos Weaver, maestros en eso del black metal ambiental y pese que su estilo no está diseñado para el gran público, consiguieron arrancar unos tímidos aplausos entre el respetable que desde primera hora ya poblaba la sala. Media hora de actuación en el que nos interpretaron «Angrboda», «The Old Ones Are With Us» y «Born From The Serpent’s Eye», todas de su última obra «Thrice Woven». Desde luego no es grata la labor de abrir para unos monstruos como Behemoth y At The Gates pero los de Washington cumplieron con crece con su cometido y seguro que esa noche ganaron nuevos adeptos a su causa.
Era el turno para At The Gates, que tras su devastadora actuación del año pasado en el Resurrection Fest, teníamos muchas ganas de volver a disfrutar de su buen hacer, leyendas absolutas, creadoras del death metal melódico. Empezaron de manera demoledora con «To Drink For The Night In Self», el tema que da título a su último trabajo, para volarnos la cabeza a continuación con ese clasicazo que es «Slaughter of The Soul» el cual se fundió a la perfección con «At War With Reality», a esas alturas y con un inicio tan brutal, la banda ya se había metido al publico madrileño en el bolsillo, pese a que el sonido en esos primeros tres temas no resultaba del todo nítido, algo que afortunadamente se solucionó de forma satisfactoria en las siguientes canciones. «A Stare Bound In Stone» de su último trabajo sería la siguiente pieza elegida, y es que el material nuevo de At The Gates no desentona para nada con sus temas más clásicos, y encajó la perfección con la celebrada «Cold».
Con la belleza oscura de «Daggers Of Black Haze» llegábamos al ecuador de la actuación, a todo esto decir que el gran Thomas Lindberg no paraba en ningún momento de dejar de moverse por el escenario de la Riviera mientras era secundado por el incesante headbanging de sus escuderos, siempre impecables en sus ejecuciones, especialmente ese monstruo que es Adrian Erlandsson a los tambores. Con la intro de Altar del Dios Desconocido era el momento de introducirse en «At War With Reality», disco al que la banda le dio una importancia capital a lo largo de su show, así interpretaron «Death and Labyrinth» y «Heroes and Tombs» para volver a poner la sala patas arribas con clasicazos como «Suicide Nation» y «Blinded by Fear» antes de terminar con la oscura y melancólica «The Night Eternal». Los suecos era despedido con una gran ovación por parte de los asistentes, no obstante fueron muchas las voces que a la finalización del concierto dijeron que At The Gates fueron quienes realmente se llevaron el gato al agua esa noche, y es que la perseverancia en el trabajo y la humildad siempre da sus frutos y eso lo saben muy bien estos chicos.
Pese a quien pese, Behemoth son actualmente una de las bandas de referencia en el metal extremo, muchos “trues” incluso los consideran vendidos al mainstream, pero es innegable la calidad que atesoran los polacos, tanto en sus discos como en sus presentaciones en vivo y de eso nos dieron buena muestra en Madrid. Tras la blasfema intro de rigor, con niños cantando herejías el show comenzaba con «Wolves of Siberia», canción que abre también su último trabajo para casi sin aliento atacar la feroz «Daimonos», una de las sorpresas que nos depararía el set list de los polacos. Con Nergal dejando bien claro desde el inicio que él era el absoluto maestro de ceremonias, la banda se dispuso a demostrar el poderoso catalogo que atesora así «Ora Pro Nobis Lucifer», puso patas arriba a la audiencia, mientras «Bartzabel» nos trasportaba a pasajes más épicos y se fundía a la perfección con la contundencia de «Ov Fire and The Void», todo ello mientras la banda se iba cambiando de atuendo para las diferentes interpretaciones y la pirotecnia hacía acto de presencia, ambientando de manera más que acertada la misa negra que Behemoth estaba llevando a cabo. Era hora de volver al nuevo trabajo de la banda con «God=Dog» y la fenomenal «Ecclesia Diabolica Catholica», pero entre ambas intercalaron «Conquer All», una pieza que hizo la delicia de sus viejos fans. A todo esto la banda seguía sonando de forma impecable y volvieron a sorprendernos con «Decade of Therion», un tema que rescataron del olvido y que data de cuando lanzaron «Satanica» allá por 1,999. Nergal y sus chicos decidieron que ya era hora de desatar todo sus arsenal pesado con «Blow Your Trumpets Gabriel», «Slaves Shall Serve» y ese temazo devastador que es «Chant For Eschaton 2000» llegando así al punto álgido de su actuación.
Lamentablemente la traca final no estuvo a la altura de lo que había sido el resto del show y tanto Lucifer como «We Are The Next 1000 Years», la cual fue finalizada con Cagvla, mientras toda la banda encapuchada se dedicaban a atizar tambores, no consiguieron transmitir el final épico que antiguamente nos brindaban cuando llegaba «O Father O Satan O Sun», un tema que incomprensiblemente quedó fuera del setlist y que muchos de los allí presentes echamos de menos esa noche.
En líneas generales podemos decir que fue un gran concierto por parte de Behemoth, aunque tal vez demasiado mecánico y con poco espacio para la improvisación en el que cada movimiento, cada gesto estaba estudiado al milímetro. Echamos en falta algo más de naturalidad, pero seguramente para aquellos fans que vieron por primera vez a la banda fue algo inolvidable y es que no podemos negar que pese a ese frío final, la banda nos ofreció hora y cuarto de metal de muchos kilates y es que Behemoth están aquí para reinar durante mucho tiempo.
Fotos y texto: Dani Díez y Txiki