Diversión continua: Gigatrón – Sala Sir Lauren’s (Oviedo) – 23/11/2018
La música es diversión, ¿verdad? O al menos debería serlo. Y precisamente por eso, no me parece que podamos descartar la música de GIGATRÓN de manera directa. Yo mismo reconozco que no me parecían un grupo que pudiera tomarme en serio, lo que me llevó a tener algunas discusiones con los primeros colegas que me pusieron su música, pero después de su concierto de Oviedo del pasado día 23, creo que puedo considerar que, aunque no sean mi grupo favorito, sí que vale la pena ver un concierto suyo.
Evidentemente, las suyas no son canciones que nos vayan a cambiar la vida, pero sí que son canciones divertidas hechas (o perpetradas) por músicos muy buenos que, si parodian el Metal, es porque lo conocen muy bien y les gusta. Nadie a quien no le guste nuestra música se iba a molestar en tocarla bien solamente para criticarla.
Teniendo todo esto en cuenta, los autodenominados Dioses del Metal e instauradores de la metalocracia tienen también un público fiel que, aunque no sea el más habitual en los conciertos de Metal en nuestra región, van a sus actuaciones predispuestos a pasarlo bien, ataviados con cascos de vikingo y portando hachas y mazas de plástico.
Desde el primer momento, cuando sonaba como intro “La cabalgata de las valkirias”, de Wagner, el público ya se mostraba predispuesto a pasarlo bien, y de hecho la cosa fue todo diversión y caña desde el momento en el que el grupo salió, con Charly Glamour preguntándonos si queríamos caña, justo antes de lanzarse a interpretar “El barco de colegas”.
A partir de ese momento, fue todo diversión, con Charly poniéndose un casco vikingo que le llevó un muy jaleado “Esbirro” y blandiendo un martillo de Thor que le dio alguien de las primeras filas en “Valhalla”, o bajando a cantar entre nosotros en “Me chutaría” o “Grábame el de Slayer”.
En “Nigger of the balls” el Esbirro volvió a hacer acto de presencia para llevarle una gorra que Charly se puso para “rapear”, y en “Papiro de aluminio” volvió a aparecer para llevar un tocado egipcio.
Pero además, viendo lo entregado que estaba el público y lo bien que se lo estaba pasando, hubo algunas canciones con las que no contábamos, como por ejemplo su particular lista de los reyes godos, junto a otras, como “Heavy hasta la muerte”, que sí eran esperables y que el público cantó con ganas.
En definitiva, no creo que podamos decir que GIGATRÓN son un mal grupo. Puede que nos cueste tomarnos su música en serio, pero al menos demuestran lo necesario que es tener sentido del humor y lo importante que es saber reírnos de nosotros mismos.
No nos van a cambiar la vida, pero sus conciertos son muy divertidos. Ah, y ver tocar la guitarra a Dave Demonio es todo un espectáculo.