DREAM THEATER: escenas para la memoria de los asistentes // Wizink Center, Madrid – 31/01/2020
Madrid, Wizink Center, 19’00 horas, en los alrededores del antes conocido como Palacio de Los Deportes se respira el ambiente de las grandes noches, de los grandes eventos. Los locales de la zona llenos de gente de distintas edades degustando tapas y cerveza. La razón?, la banda más grande y reconocida del metal progresivo a nivel mundial, los neoyorkinos DREAM THEATER, visitan la ciudad para presentar su última obra Distance Over Time.
Como viene siendo habitual en sus últimas giras, desde su álbum “Six Degress of Inner Turbulence”, lo hacen con el formato “An Evening with…”, en la que ellos solos, sin teloneros ni invitados especiales, ofrecen un espectáculo rondando las tres horas de duración. Para que ello tenga el suficiente atractivo, lógicamente deben ofrecer al respetable algo más que unos cuantos clásicos y una selección de su reciente material.
Ya en 2017 realizaron una exitosa gira mundial llamada “Images, Words and Beyond” en la que aparte de repasar su discografía mas reciente, tocaron su masterpiece “Images and Words” al completo. Este disco, marcaba un cambio en la banda al incorporar a su nuevo y actual vocalista, el canadiense James Labrie. El potencial técnico y compositivo de la banda unida al impresionante portento vocal de Labrie, parió un disco esencial en mi opinión para lo que sería después, tanto el metal progresivo, como el sonido en general del metal del nuevo siglo. Este disco contenía el tema “Metrópolis Part I: The Miracle and the Sleeper”, que inspiro al genial guitarrista años más tarde para crear una de sus más aclamadas grabaciones.
Su segunda parte, en esta ocasión no sería un solo tema sino un disco conceptual completo, su maravilloso “Metrópolis Part II: Scenes from a Memory”. La historia narra como Nicholas, busca mediante hipnosis, resolver sus misteriosos sueños con Victoria, un triangulo amoroso y una tragedia. Si queréis saber mas detalles sobre dicho argumento, no dejéis de leer el completo artículo de Ivan Allué, 20 años de “Metrópolis Parte 2” en esta misma web.
La entrada de Jordan Rudess en la banda creó una conexión con John Petrucci que marcó el resto del camino de la banda creando esta obra maestra. No es de extrañar pues que coincidiendo con el 20 aniversario de su lanzamiento, fuera esta el cebo elegido para atraer a sus huestes. A la hora mencionada al principio de la crónica, el rumor entre los asistentes era el de muy pocas entradas disponibles en taquilla, rozando el sold-out. Pero volvamos a la actualidad.
Ya dentro del Wizink Center, prácticamente lleno, aunque solamente pista. Las gradas no estaban disponibles y estaban cerradas con telones. La peña está tranquila pero no se respira la misma atmósfera que en otros conciertos de la banda. Algo parece haber cambiado en sus fans. Dan las 20:30 h, las luces se apagan y comienza a sonar la intro, “Atlas”, elegida para la ocasión. Un telón trasero proyecta imágenes futuristas con robots parecidos a los de la película “Yo, Robot” de Will Smith, escaleras a ambos lados del Drummkit de Manginni así como a los extremos de escenario. La peña se viene arriba y comienza “Untethered Angel”, tema que abre su más reciente obra “Distance Over Time”. Perfecta para arrancar debido a la potente participación de todos sus miembros en su inicio.
Como en muchas otras grandes bandas, el primer tema sirve un poco para ajustar sonido , así que inicialmente este no es excesivamente bueno. Una cosa eso sí, queda clara desde el primer estribillo. La voz de Labrie está algo chillona y se le ve sufrir para alcanzar ciertas notas. El estado vocal de James era para muchos una de las incógnitas de esta gira. Ya en el pasado «Hellfest» pude comprobar que sufría en exceso en ciertos temas clásicos, pero para nada esperaba que sufriera en los temas nuevos que parecen grabados con una voz más regular y plana, sin tantas subidas y bajadas de tono. Aún así, el señor Labrie ha sabido adaptar sus problemas vocales y ha aumentado su teatralidad en escena. Ya no es ese vocalista que dejaba el escenario en cuanto dejaba de cantar, ahora posa, se mueve y juguetea con su robotizado y calaverizado micro como un buen frontman.
El siguiente tema es ni más ni menos que “A Nightmare to Remember”, un tema que ejecutan a la perfección, que encanta al público y en el que el sonido ya empieza a estar en el punto al que nos suele acostumbrar la banda. En el vemos el primer paseo por el escenario de Jordan con su keytar al hombro para deleitar a las primeras filas con sus solos. Tras los cambios de ritmo y atmósfera al que nos somete esta canción, llega otra de las incógnitas de la noche. Todo fan de DREAM THEATER sabe que la banda obsequia a sus fans con ciertos cambios de setlist en cada fecha, muy al estilo de METALLICA. Sin embargo en esta gira, el misterio se reduce a un único cambio y van alternando “Paralized” con “Fall into the Light”, ambas de su último larga duración.
En esta ocasión nos tocó “Fall into the Light” tema, mas directo y heavy con un gran Manginni. Hay que decir que así como todos los instrumentos de la banda suenan perfectos en sonido y volumen, si que eché en falta algo más de volumen en la batería de Manginni, sobre todo en bombo y en esas partes en las que pasea sus manos por todo ese millón de elementos que tiene la parte superior de su kit. Esta claro que este Mike no tiene la teatralidad de su predecesor en el puesto y su forma mecánica y simple de tocar enerva un poco a los fans. Aun así, no hay ninguna duda sobre lo gran batería que es y así lo demuestra su currículum.
A mitad de tema llega tras un pasaje lento, el precioso y melódico solo del amigo Petrucci que te pone los pelos como escarpias con la paulatina subida de intensidad, en atmósfera que no en velocidad, y después a limpio redoble Manginni desata la locura de Jordan Rudess. El grupo salvo James que sigue sufriendo en ciertas partes, está ya a nivel sobresaliente. Acabado el tema Petrucci arranca el riff de “Barstool Warrior” tema nuevo y muy típico de Dream Theater, con potencia, melodía y esos pasajes lentos medio susurrados de James Labrie amen de múltiples cambios de ritmo y en el que queda patente el porqué John Petrucci es uno de los mejores guitarristas de los últimos tiempos. Pocos pueden sonar tan crudos y potentes y tan finos y cristalinos en un mismo tema. Finalizado este tema nos toca volver al caos sistemático.
“In the Presence of Enemies part I” demuestra todo el potencial imaginativo y técnico de la banda así como esa locura y expansionamiento instrumental que poseen. Jordan dota al tema de una atmósfera propicia para que tanto John como James se luzcan, cosa que el vocalista no consigue, quedándose corto en algunos momentos. Prácticamente sin descanso comienza “Pale Blue Dot” también de su “Distance Over Time”, un tema marca de la casa con potentes riffs. Con esta canción cierran la primera parte del show en el que queda patente que quien más luce y más presencia tiene en “Distance Over Time” es el señor Petrucci.
Las luces se encienden para un pequeño receso y la gente se encuentra dividida. Todos esperan el plato fuerte de la noche, la interpretación integra de “Metrópilis II:Scenes from a memory” y si bien todos están contentos con el sonido y nivel mostrado por el cuarteto musical, las dudas sobre como estará James para ese disco son grandes.
Seguramente para saber el por qué DREAM THEATER pasó de temas algo más directos a este tipo de composiciones tan enrevesadas y rozando el delirio instrumental , habría que remontarse a los tiempos en los que Kevin Moore dejo su puesto en los teclados y el grupo ofreció el puesto a Jordan. Este declinó la oferta y decidió unirse a Dixie Dregs porque le permitía más tiempo con su familia. Aún así Portnoy lo reclutó para su proyecto LIQUID TENSION EXPERIMENT, en el que también estaba Petrucci así como Tony Levin de King Crimson.
En ese proyecto daban rienda suelta a toda esa expansión instrumental y la química de John y Mike con Jordan era tal que cuando Sherinian, el sustituto de Moore, dejó DREAM THEATER tras su álbum “Falling into Infinity”, esta vez sí, Rudess aceptó el puesto y nació “Metrópolis II: Scenes from a Memory”, que cambió la forma de enfocar los temas por parte de la banda, volviéndolos en muchas ocasiones más largos, complejos y virtuosos y creando historias en varias partes unidas entre sí sin descanso y que se iban a los 15, 25 y hasta 46 minutos en algunos casos. Precisamente con la salida de Portnoy la banda ha vuelto a composiciones más recortadas de minutaje, (salvo alguna excepción) sobre todo en “Distance Over Time”, en el que ningún tema supera los 10 minutos.
Pasados 15 minutos y tras recargar de birra nuestros vasos y cuerpos se apagan las luces. Un escenario más oscuro se nos presenta, hasta el micro de James ha cambiado “Regresión”. Suena un reloj y seguidamente una voz…”Cierra tus ojos y comienza a relajarte…”, una cuenta atrás, la gente lejos de relajarse está frenética y cuando James empieza a cantar la parte correspondiente a Nicholas, el protagonista de la historia, todo el Wizinc empieza a cantar con él. Sube poco a poco la intensidad y Mike comienza a aporrear con su habitual estilo mecánico pero sin compasión su caja.
“Overture 1928 “ explota y el respetable comienza a saltar como nunca antes había visto en un concierto de esta banda. Queda claro que la banda se lo ha currado para la ocasión. Un gran disco merece un gran despliegue y tanto las luces como los telones son mayores y mejor trabajados que en su gira de hace 20 años. La tecnología avanza y DREAM THEATER siempre lo aprovecha. El sonido es claro y cristalino y también potente pero sin dañar los oídos, algo que últimamente muchas bandas no están cuidando demasiado, saliendo de muchos con los oídos reventados para unos días. Enlaza “Strange Deja-Vu” y el señor Labrie entra en escena.
Parece otro, su actuación mejora por momentos y se acerca al nivel deslumbrante de sus compañeros. Aquí tengo que decir que se es muy injusto en ocasiones con este gran vocalista (también con otros). Cuando una banda tiene el nivel técnico de los de Long Island, el vocalista debe rayar la perfección también, pero se nos olvida que las cuerdas vocales no son las de la guitarra, no las cambias y ya está. James lleva casi 30 años cantando agudos estratosféricos y ha tenido muchos problemas en el pasado. Aun así, ha sabido adaptar los temas y elegir cuando subir y cuando no. La realidad es que cuando su voz no llega, queda demasiado en evidencia, pero no es menos cierto que cuando desarrolla toda su potencia el tema queda impresionante.
La historia es que estamos ya acabando “Through my Words”, vamos con “Fatal Tragedy” y su voz no se resiente y está en un nivel muy superior al de la primera parte del concierto. Labrie canta sobre las rasgadas e influenciadas por METALLICA partes rítmicas de la guitarra de Petrucci, sube su tono vocal y nos plantamos en otra sublime guerra de guitarra y teclados en las que entran también el bajo del inamovible e ingesticulable John Myung, que lo único que mueve son sus dedos pero a que velocidad, y con Mike Manginni repartiendo estopa con una facilidad pasmosa.
Tocando con una sola mano lo que otros hacen con dos y estirando el brazo hasta el cielo para alcanzar la parte superior de su impresionante instrumento. Si alguno pensaba que había tregua, John continua sin respiro con el riff de “Beyond this life”, más velocidad, desenfreno y doble bombo. A estas alturas ya no puede uno parar de mover el cuello y de cantar. Estos no son los DREAM THEATER a los que sus fans iban libreta en mano para sacar y apuntar fallos. Esa forma de componer algo más directa, como en sus inicios, les ha hecho ganar fans no solo de su virtuosismo y en directo cada vez se asemejan más a una banda llamémosle “normal”.
El grupo algo menos estático y Labrie más frontman, subiendo incluso por las escaleras y desapareciendo del escenario solo en los largos pasajes instrumentales. El nivel a estas alturas de la actuación es prácticamente de matricula de honor. Que importante es Jordan Rudess en este combo y que bien se entiende con Petrucci. Por momentos llegan a fundirse de tal manera que ya no sabes quien es el teclado y quien el guitarrista. Jordan parece un guitarra mas, el duelo es brutal y ataviado con su keytar al hombro una vez más, replica cada solo de John Labrie tiene que entrar para matar el tema y poner paz.
Paz que llega con la balada “Throught Her Eyes”, donde ya el canadiense luce al nivel del resto de sus compañeros. Los móviles iluminan el Palacio de los Deportes como antaño los mecheros. Con la piel de gallina se acaba el tema y el “Act I” de esta obra conceptual y Mr. Labrie se dirige al respetable. Un pequeño reposo en el que el vocalista explica a los asistentes que están celebrando el 20 aniversario de dicha obra.
Con “Home” arranca el “Act II”. Sensacional tema y fantástica interpretación del mismo con esos pasajes exóticos de teclados. Mi cuerpo me recuerda que llegado a un límite la cerveza hay que evacuarla, pero como me voy a largar en medio de otra master class del binomio Petrucci-Rudess. Bien de air guitar y de baqueteo imitando a Mike y se aguanta sin problemas. La cosa se pone sería y el Wizink está on fire con la actuación del dúo y no para de cantar cuando vuelve el vocalista. Sensacional parte final con un Petrucci dándole al wuah wuah. Seguida vuelve la locura instrumental con “The Dance of Eternity”, con pianola incluida y que hace el deleite de los fans de siempre, los de la libreta y el boli que antes mencionaba.
Tras la nueva exhibición instrumental de la banda, Labrie vuelve a tomar el control del micro, “One Last Time” donde escapo a desaguar para comprobar que hasta en los pasillos la banda suena bien y “Spirit Carries on”, soberbia con el Wizink cantando a pulmón con la banda, un autentico himno. «If I die tomorrow, I’d be alright…» conciertazo, ya sé seguro que va a ser uno de los mejores del año, estamos en Enero aún y el listón ya está por las nubes. El tema acaba y el hipnotizador nos manda a despertar. “Finally Free” pone punto final con un extraño baqueteo de Manginni donde Portnoy metía doble bombo a morir.
La cosa no pasa desapercibida, el efecto es como si no supiera tocar y mete “palazos” de cualquier forma a distinta velocidad y aunque queda raro y feo, no se carga el tema. Se nota que sabe lo que hace, aunque como digo, solo queda raro, para nada interesante. La banda se despide y desaparece. Hasta aquí llega “Metrópolis II: Scenes from a Memory”.
Por sorpresa se encienden los focos y la banda aparece en sus puestos como si no hubiesen abandonado el stage y a la misma vez que las notas anuncian el comienzo de “At Wit’s Ends”, tema también de “Distance Over Time”. La banda decide cerrar así su brillante actuación, repasando su última creación y no con uno de sus clásicos. Claramente los noeyorkinos son una banda que apuesta por sus nuevas publicaciones en cada gira. Venían a presentar “Distance Over Time” y a obsequiarnos con su remember de “Metrópolis II” y tan solo dos temas de su repertorio, “In Presence of Enemies” y “A Nightmare to remember” se salían de esa pauta.
Esta será la noche en la que la Metrópoli de Madrid vio como veinte años de distancia en el tiempo convirtieron “Scenes from a memory” en escenas para la memoria de cada uno de los asistentes, con un público implicado como nunca en el show de los norteamericanos. Una actuación sobresaliente en la que DREAM THEATER fueron más MAJESTIC que nunca.