EL PROBLEMA NO ESTÁ EN EL QUÉ, SINO EN EL CÓMO
Me da la sensación de que en los últimos dos días, Fortu Sánchez, cantante de OBÚS, ha sido el personaje más odiado del planeta. ¿La razón? Pues, obviamente, su cambió de look en el programa “Cámbiame Premium” de Telecinco. Según el mismo vocalista confesó; estaba encantado con su “pinta”, pero quería cambiar de imagen porque llevaba sin cortarse el pelo desde que hizo la mili. Decisión totalmente respetable. Ahora bien, creo que el gran error ha sido hacerlo públicamente y, más aún, en el contexto en que lo ha hecho.
Fue en 2012, cuando Fortu regresaba a la palestra televisiva, gracias a que su hija, Ari, concursaba en “Gran Hermano 13”; hasta llegó a tocar con OBÚS en una de las galas de “GH El Debate”. En 2013, participó en “Mira Quién Salta”, jugándose el tipo y tirándose de cabeza desde trampolines de varias alturas. Así es como empieza a codearse con la “Jet Set” de la “Telebasura”, ocasión que no desaprovecha. Para promocionar su primer disco en solitario, “Tras Tus Huellas” (2014), no se le ocurre otra que invitar a celebrities habituales de la prensa rosa, como Olvido Hormigos o Raquel Mosquera, para dar vida al videoclip de “Razones”. Por si fuera poco, en 2015, el vocalista concursa en “Supervivientes”, donde pudimos ver el lado más humano del rockero.
Hasta ahí ningún problema, creo que no hay nada malo en que Fortu acuda a los platós de Telecinco como padre de Ari que es, que se juegue la vida saltando desde siete metros frente a “toda” España, o que haga el ridículo en Honduras; llorando como un crío, teniendo sexo en una tienda de campaña, discutiendo acaloradamente con Nacho Vidal… Cada cual es libre de hacer con su vida lo que quiera y de ganarse las habichuelas como buenamente pueda, ahora bien, en “Cámbiame Premium”, creo que se saltó una de las normas básicas del “Manual Del Buen Metalero”, de ahí que le hayan puesto a parir en las redes sociales.
El heavy metal es quizás uno de los movimientos musicales más estereotipados sobre la faz de la Tierra, y cuando alguien se atreve a profanar uno de los mandamientos más sagrados de nuestro “Manual Del Buen Metalero”, pues se arma el revuelo padre: ¿Hace falta que recuerde la que se montó cuando METALLICA aparecieron con el pelo corto y nueva imagen en “Load” (1996)? Una chorrada como un templo, ¿no creéis? Mientras se siga haciendo buena música… Otro de los grandes tópicos es, precisamente, que el heavy metal se lleva dentro, en la sangre… que se puede cambiar de imagen, pero que el espíritu rockero seguirá ahí siempre… Palabras que el mismo Fortu dejó salir de su boca antes de sentirse cordero camino del matadero. Y es verdad amigos; si hacéis inventario, veréis por ahí un montón de músicos icónicos pasándose por el forro todos los cánones estéticos del género, ya sea por gusto u obligados por la edad, y sin renunciar a sus principios musicales.
En esta ocasión, le ha tocado recibir al vocalista de OBÚS, todo un referente, con más de treinta años sobre los escenarios, reflejo de carisma y personalidad. ¿Y por qué se ha mosqueado tanto la “parroquia”? Pues porque Fortu ha utilizado ese cambio de imagen para llenarse el bolsillo; ¡ésa es la causa de la condena! El problema no ha sido el qué, sino el cómo. La imagen que ha dado el cantante en el programa ha resultado deprimente, totalmente contraria a lo que predicó en letras como “Dinero Dinero” o “Que Te Jodan”. Uno de los cantantes con más actitud y mala leche del heavy metal, que se lanza en trampolín o malvive en una isla “desierta”, deja de tener credibilidad cuando sale a un plató a lloriquear sobre si le gustaría volver con su ex, Yoli, y tal vez ese cambio de look le ayude a reconquistarla… Si todo ese circo lo hubiera montado por una razón benéfica, destinando el dinero a causas humanitarias, pues ole por Fortu, creo que todos le hubiéramos aplaudido, pero, visto lo visto en “Cámbiame Premium”, creo que esta vez sí ha metido la pata hasta el fondo.