Furia irracional para una noche de invierno: HAMLET – Sala Sir Lauren’s (Oviedo) – 18/01/2020
HAMLET continúan recorriendo la geografía española presentando su disco “Berlín”, y el pasado sábado día 18 se acercaron hasta Oviedo para descargar su potentísimo directo ante un público, el asturiano, que siempre está deseoso de sus canciones, y cuando no hacía ni un año de su anterior visita al Principado. Si a eso se añadimos que el grupo es una máquina perfectamente engrasada que destila caña por los cuatro costados, la noche pintaba pero que muy bien. Además, el grupo iba a estar arropado continuamente por un público ansioso de buena música.
Igual que habían hecho el año pasado, como intro usaron el final del diálogo inicial de “Pulp fiction” y la música de sus créditos, lo que hizo que el grupo saliera a darlo todo, con Molly subiéndose a un peldaño para arengarnos y empezar a cantar una “Persiste, insiste, repite” que, aunque fue muy coreada por la peña, no se escuchaba demasiado bien. Siguieron con “Eclipse”, que tampoco sonó como nos hubiera gustado.
Afortunadamente, los pequeños problemas de sonido se fueron solucionando, y el grupo sigue haciendo lo que mejor sabe, que es dar caña. Molly no para, recorre el escenario con una energía envidiable, y sube y baja a saltos del peldaño con muchas ganas. Sus compañeros también se mueven, pero el que acapara todas las miradas es el vocalista, que, además, está siempre buscando la interacción con el público. En “Denuncio a Dios” nos dice que nos agachemos y el baja con nosotros.
El público busca también la interacción con la banda, y así un globo aparece en el escenario, y la gente le da a Molly carteles con declaraciones de amor al grupo y peticiones de temas. En “Libertad” Molly vuelve a bajarse del escenario para subirse a una de las barras de la sala.
La caña sigue con “Imperfección”, y después, en “Mi religión”, Molly se dedica a subir y bajar del escalón y nos pica para que gritemos tanto como podamos. Y, la verdad, todo el mundo tenía muchas ganas de gritar.
“Queda mucho por hacer”, “Limítate”, “Antes y después”… nada, que no nos dan ni un momento de respiro. ¡¡Qué caña!!
Después de “Héroe” Molly presenta a sus compañeros y nos pregunta cuántos temas más queremos. Pues tantos como sean posibles, claro, y ellos nos lo devuelven interpretando “No sé decir adiós”, una “Tu medicina” que sonó de vicio y “Un mundo en pausa”, durante cuya interpretación le lanzaron a Molly una pandereta de juguete que él rápidamente devolvió al público. Con una durísima “Irracional” se despidieron.
Muy pronto volvieron a dar caña con “Imaginé” y una potentísima “Jodido facha” durante la cual, el ardor de un público que quería coger a Molly, unido a lo inestable del peldaño en el que estaba subido, casi hace que él termine en el suelo. Durante este tema, además, Ken, uno de los guitarristas, se tiró por el suelo. La actuación terminó con “Egoísmo”, durante la cual los guitarristas bajaron para tocar entre nosotros y luego volvieron a las tablas para tocar en el suelo.
Cuando la música del grupo dejó de sonar las caras de la gente lo decían todo: el espectáculo había estado a la altura de lo que se espera de un concierto de HAMLET, es decir, caña sin contemplaciones, cera de la buena para calentar el frío de la noche. Eso es lo que el entregado público de la sala venía buscando y eso es lo que se llevó.
Gracias por noches como esta, HAMLET.