KOMA: Triunfando en casa//Sala Zentral, Pamplona, 28-12-18
El poder asistir al último concierto del año siendo KOMA, es algo que era necesario, ya que tres conciertos en Pamplona con tres llenos lo justificaban de sobra. Ser profeta en su tierra no es fácil, pero ellos han conseguido, sin alardes, que su regreso tras 6 años sea una gran fiesta, que va a durar al menos todo el 2019.
Viernes en medio del ambiente navideño, en una sala que está adecuadamente situada, y con una buena cola para poder entrar y comenzar a entrar en ambiente para poder disfrutar de las dos horas y cuarto con la que nos deleitaron los de Brigi. Ellos solos de protagonistas, que ya es suficiente y necesario.
Un telón negro presidía el escenario que fue retirado según sonó la primera melodía, donde una vez pasada la intro, ya sonaron “Los niños de lapos guerra” que rápidamente siguió “Tío Sam” donde iba subiendo la temperatura por segundos, con un buen sonido y sobre todo una actitud y ganas en el escenario, como si fuera el primer concierto del regreso que daban.
Y es que volver a escuchar “Jack Queen Jack” y seguirle “El pato”, daban esa sensación que nunca se habían ido. Si es que Brigi y sus gestos, o Rafa dándole la caña y coros al bajo, o Natxo Zabala con su guitarra dándole más contundencia al sonido, y rematando atrás a la batería a Juan Carlos inconmesurable y sonando todos a la vez como deben, como en sus mejores momentos, que es en el que están.
“La revolución”, “La chulería” y ese estribillo tan machacón que puso la sala a botar a todos a la vez, en “Jipis”, nos daba una terna de canciones que teníamos ganas de volver a escuchar. Son clásicos del grupo, temas que se quedan en la memoria y en el reproductor, en un repaso por su discografía antológico.
Siguieron “Protestantes”, “Vaya carrera”, y “Muro de Berlín”, antes de tomar un poco de aire. Y es que era un no parar, con poco que decir y mucho que tocar en el escenario. Y es que volver a los clásicos del grupo como “El catador de Vinagre”, “Marea Gora” o “Menos mal”, tocada a buen ritmo y culminando con uno de los himnos del grupo, como fue “La almohada cervical”, nos llevaron al descanso y al desenchufe.
En esta gira, han querido hacer algo más íntimo y plantearon una parte intermedia como acústica, con Brigi y Natxo sentados con sus guitarras acústicas interpretando “Deprimido singular» y «Buitres (a su alrededor)» de una forma distinta a la que estábamos acostumbrados. Y lo cierto es que cuajaron, por la interpretación y por que se les notaba disfrutando.
Una ver retirado el set acústico, nos fuimos a una tercera parte del concierto, con “Me vacío” seguido de temas de los primeros discos del grupo, y como tal sonaron «Caer”, “El pobre” con su pogo, o la inevitable “Imagínatelos cagando”. EL humor no puede faltar y la interpretación mete a todos en un halo de complicidad que recuerda y nos lleva a tiempos pasados, pero en versión actualizada. Tantos años se notan en el escenario y se les ve perfectamente compenetrados y conjuntados en todas las facetas.
Tras “Sakeo” vino la sorpresa de la aparición de la sección de viento que tienen para esta gira con el tema bailongo “El sonajero”, ciertamente fue divertido e implicó al personal aún más si cabe.
Un breve respiro y pudimos ver una exhibición de la txalaparta, un instrumento de percusión tradicional del País Vasco acompañado de unas timbalas para poder introducir correctamente “Se donde vives” que fue muy aplaudida.
Y como no podía faltar para ir acabando el concierto, el pupurri con varios de sus temas más conocidos como “El Marqués de Chorrapelada”. Pero claro, al final hay que terminar y todo lo bueno se acaba, y se despide el concierto con “Bienvenidos a degüelto”, tocada y cantada por todos con una rabia por aquello que sabemos que esto se acaba.
Con la despedida al respetable allí presente, nos queda esa cosilla de saber que les vamos a volver a ver durante 2019, que seguro que no paran porque cada vez confirman más fechas. Y es que el descanso les ha venido bien, y al público también, porque ir a un concierto suyo es mucho más intenso y demoledor que nunca. Esperemos que esto se repita mucho tiempo.
Texto: Jose E.Egurrola
Fotos: Dani Diez, José E.Egurrola