Micky Diablo celebra sus cincuenta años con la 3ª edición del «Diablo Rock» // Sala Faktoria d’Arts (Terrassa) – 16/02/2019
El sábado 16 de febrero me desplacé hasta la Faktoria d’Arts de Terrassa (Barcelona) para ver un evento que llevaba tres meses esperando con ansias, el «Diablo Rock 2019», que ya va por su tercera edición. Se trata de un evento que nació para conmemorar el cumpleaños de su organizador, Micky Diablo, que precisamente celebraba su medio siglo de vida. Desgraciadamente, hacía poco que Micky había perdido a su madre, por eso desde Metalcry.com le dedicamos esta crónica.
A las 20:00h se abrían las puertas de la sala, y todos los que esperábamos en la puerta fuimos tomando sitio. Había pocas personas, aunque no por ello desmereció la pena el festival. Sobre las 20:30h aparecieron los primeros en escena, THE BIRRAS, que empezaron su actuación con algo de retraso, con lo cual no tuvieron tiempo para defender todo el repertorio que tenían para esa noche, que realmente no estuvo nada mal, aunque me supo a poco. THE BIRRAS hicieron un repaso de versiones, tanto de grupos nacionales como de fuera de nuestras fronteras; como por ejemplo: BARRICADA, JUDAS PRIEST o ROSENDO.
El cantante, con su estilo de los ochenta, tiene una voz personal para defender varios estilos dentro del rocanrol. En cierto tramo del concierto, su banda contó con la participación de Geovanny Figueroa (MASTER MINDS), para cantar el conocido tema de TWISTED SISTER, «We’re not gonna take it», que todo el público coreó. El batería de THE BIRRAS es el mismo Miky Diablo, por eso el grupo está todos los años en el cartel. Al final me quedé con ganas de más, así que espero poder verlos en otra ocasión. El siguiente fue Juan Saurín, ese genio de las seis cuerdas que llevó los demás instrumentos grabados, así que el cambio de escenario fue rápido.
Saurín saltó al escenario para presentarnos su último trabajo «Human», lanzado 15 de septiembre de 2017, de la mano de Maldito Records. Bajo los acordes de «Trust No More», tercer corte perteneciente a su último álbum, arrancó su actuación para después, y sin apenas pausa, continuar con «Atlas» y «Liberty». Como iba con el tiempo muy cronometrado, únicamente saludó dos veces al respetable, para dar prioridad a su repertorio. El guitarrista gozó de un sonido realmente bueno, mientras seguían sonando temas como «Mar». Luego tocó «Impetus», única canción que sonó de su álbum debut «Génesis», del lejano 2015, para terminar con «No Life ‘til Leather».
Lamentablemente, Juan Saurín se quedó sin tiempo para tocar un par de temas que no pudimos disfrutar, para no quitar tiempo al grupo siguiente. Después de un breve tiempo para enchufar los instrumentos, aparecieron HEKATOMBE para continuar con la fiesta. La intro no sonó, así que empezaron con mal pie, con fallos técnicos que tardaron más de lo normal en arreglarse. Inmediatamente llegó “Blanco Humano”, segundo corte de su EP “Next Stage”, del 2016, pero como no sonaban los sintetizadores, no lo terminaron. Luego pasaron a “En Tierra de Nadie, de su álbum debut “Evolution”, del lejano 2012, pero no sonaba la batería, con lo cual tampoco lo tocaron entero, por desgracia. “Son cosas del directo”, se disculpaba el cantante. Realmente el show empezó con la archiconocida canción “Another Brick in the Wall”, de PINK FLOYD.
Hablando de Dani Santos, el frontman de HEKATOMBE, decir que tiene un look muy cuidado en su puesta en escena, pues, aparte de su forma de vestir un tanto peculiar, se maquilló para la ocasión. Tampoco es que la sala estuviera muy llena, contando así por encima rondaría los cien asistentes, pero el grupo cogió carrerilla para continuar con «Empty Your Mind», «Salto al Vacío» y «Desde la Trinchera». Eché en falta un percusionista humano. No soy partidario de las baterías programadas en un grupo de rock, pero, desde que dejó Max Setticasi, la formación no han tenido suerte con los miembros que han ocupado el puesto. La velada continuó a toda mecha con el grupo dejándose la piel sobre el escenario, con los acordes de «Medios» y «New Track», temas que son la primera vez que los tocan en público y no han pasado por estudio a grabarlas todavía. HEKATOMBE acabaron con Mordaza, que es el único adelanto que ha pasado por estudio de grabación, y que está para poder escuchar en su Bandcamp.
Como si ya fuera algo habitual en esa noche, se les quedó una canción en el tintero. Como apunte, decir que este sería su último bolo hasta que salga el nuevo disco. La idea es centrarse ahora en terminar de componer los temas que les faltan lo antes posible, para sacar trabajo discográfico. Y, por último, tocaba la hora de los cabezas de cartel, ni más ni menos que MASTERTALLICA (tributo a METALLICA), que clavan las canciones a la perfección. Diría incluso que si cierras los ojos y los escuchas apenas podrías diferenciar unos de otros. Empezó el concierto con la intro «Ecstasy of Gold», esa música compuesta por el italiano Ennio Morricone, que, como sabréis, es la que usa METALLICA, además de ser la banda sonora de la película «El Feo, El Bueno y El Malo».
Una vez terminada la introducción pudimos escuchar una canción de cada disco de los tres primeros que grabó METALLICA con el malogrado Cliff Burton. «Creeping Death», «Master of Puppets» y «Seek and Destroy» fueron las elegidas. MASTERTALLICA siguieron con un par de temas del primer disco con Jason Newsted al bajo, «… And Justice for All». Primero optaron por «One», con esa introducción bélica. Acto seguido, sin apenas tiempo para recuperarse, atacaron con la brutalidad de «Blackened», la canción que abría aquel disco. El concierto continuó con «Battery», una de las favoritas por parte del público, según mi punto de vista. Al parecer, el set list estaba hecho a conciencia, del «Black Album» para atrás, quizás los trabajos más queridos por la mayoría de sus seguidores.
«Enter Sandman» puso el broche final a una noche maravillosa, en la cual subió Micky Diablo a cantar con ellos y Juan Saurín a la guitarra, que también toca en un tributo a METALLICA. Sergio Hetfield le tuvo que dejar su guitarra, pues la de Saurín tuvo problemas para poder enchufarla, así que el cantante se desprendió de la guitarra. En líneas generales; buen sonido, muy buen ambiente y, en definitiva, buena música, interpretada por cuatro bandas que, en mi opinión, no están nada mal. El punto negativo es que tuvieron todos que recortar canciones y que un par de grupos tuvieron problemas técnicos.
Como colofón final, al anfitrión le cantaron el «cumpleaños feliz» y le subieron una tarta para que apagara las velas. Mi deseo es que siga creciendo cada año el festival, con esa energía y pasión por la música, pues da gusto conocer emprendedores en el duro mundo de la música, que a veces es tan poco agradecida. ¡¡Nos vemos en la edición 2020!!
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