MONSTERS OF ROCK, CIUDAD DEL ROCK – BUENOS AIRES – 02/05/2015
Cosa de monstruos…
Conjurar la lluvia, soportar el incipiente calor, aguantar el descomunal frío nocturno. Gozar y sufrir con lo que queda del gran Lemmy, reverenciarse y sentirse minúsculo ante el Dios Halforld, subyugarse ante el endemoniado Ozzy… Así pasó, tras una larga espera, el Monsters of Rock: Cosa de Monstruos.
Que no llueva más… Que el frío pronosticado, pero no esperado, te permita ver lo que queda de Ozzy (en todos los sentidos). Sensaciones en la piel y en el alma que dejó el Monsters of Rock del segundo día de este mes, por el que cientos de productores trabajaron y miles de metaleros gozaron. Tras un 1 de mayo, donde la lluvia trabajó a destajo para desatar una tormenta de los peores presagios, el mediodía del 2 despejó los cielos para que las tinieblas musicales y pesadas se abrieran de cara al mejor line up de los últimos tiempos. Porque tener enfrente y en un mismo escenario (Gracias… ¡totales! a la idea de no hacernos chapotear como idiotas) a Lemmy, a Halford y a Ozzy, no es cosa de todos los días ni de todos los shows. Es cosa del Monsters 2015. Una auténtica Cosa de Monstruos.
Monstruos a los que les calentaron las tablas, promesas, realidades, certezas, y consagrados del rock y el metal de acá. EL BUEN SALVAJE dio el puntapié inicial. Les debo la data: las 14:00 horas es asunto de fans y adolescentes, y quien escribe ni una cosa y mucho menos la otra. PLAN 4 era, a priori, más que un buen plan. Lo no planificado fue no planificar y bajarse en Efe de La Cruz y enterarse ahí mismo, por ausencia de plan y del plano, de que la entrada era por Roca. Dar toda la vuelta, en el sentido más seguro de una zona heavy (por mala costumbre de así denominar), llevó a escuchar y no ver la performance de la gran banda del Canario Kompiano.
A decir, por quienes lo vieron, un set demoledor de un grupo que, a todas luces, pese a las del día, es una certeza dentro de la escena metalera nacional. Seguramente, un show del CARAJO para los fans de la banda homónima que disfrutan de la moderna propuesta de grupo liderado por “Corvata” y sus laderos. Una realidad hace años dentro de la escena más alternativa local, que hicieron delirar a sus seguidores. Por otro lado, MALÓN, con Claudio O’Connor: la voz, por aguardentosa, por rasposa… que es historia Heavy, que se escribe con H, con la H mayúscula. Que no es muda, sino letra que grita y vocifera verdades. Verdades que no escatiman letras jodidas, dolidas, intensas como “Castigador Por Herencia” y otros hits de la mejor etapa de una de las bandas con el que uno de los ex integrantes de la legendaria banda del metal nacional, parió el sonido más cercano a la leyenda.
“Tú Eres Su Seguridad”, sin duda, nos transportó a esos lejanos 90’, donde los hoy irreconciliables Claudio y Ricardo desandaban juntos el camino de tierra adentro con las tripas bien afuera. Y enseguida, con una corta pero ansiosa espera, llegó la hora de la verdad. Porque la verdad es que los antecedentes de la frágil salud de Lemmy invitaban a la incertidumbre sobre su performance. La del líder de esa máquina de escupir rocanroles sucios, pesados, punkies y pegadizos que fue, es y será MOTÖRHEAD en estudio y en vivo. Vivo pero estático, pese a que nunca fue una gacela en escena. Así se vio a Lemmy, quien conmovió por el inexorable paso de los años, que mellaron su osamenta y sus órganos.
Pero la leyenda es la leyenda, y con “Shoot You In The Back”; “Demage Case” y el pegadizo “Stay Clean”, el trio abre el fuego que, a plena luz del día, no conforma el escenario ideal para MOTÖRHEAD. Clásicos y nuevas perlas del último “Aftershock” con bluesazos que, en la aguardentosa y celebrada voz de Lemmy, deleitan a los paladares más rockeros, dieron paso a la tríada de himnos tras el efectivo solo de guitarra de Phill Campbell y el demoledor de batería de Mikkey Dee. Afortunadamente, el bajista aguantó tanto como el estómago que lo había traicionado en tierras cariocas, y “Going To Brazil”, con pedida de permiso de Lemmy por la cercana rivalidad, el inevitable “Ace Of Spades”, y el bis de “Overkill” coronaron un set que, con problemas de sonido, de acuerdo al lugar en el que hayas estado en el predio, ojalá no haya sido el último del enorme Kilmister por estos pagos.
Pagos de Villa Soldati en los que se hizo la noche, y con ella llegó lo que a posteriori sería lo mejor del Monsters of Rock. Porque el Dios del Metal es el “Metal God”. Rob Halford es el amo del género, en todos los sentidos y acepciones. Es que el show de JUDAS PRIEST fue a todas luces PERFECTO. Así, con mayúsculas. Porque la voz de Halford, el líder de JUDAS PRIEST, como ellos gustan llamarse, es inigualable, está intacta, conmueve, subyuga, cautiva y sorprende. Los registros, los matices para pasar de los agudos a los graves, y por qué no, a ciertos guturales, llevan adelante y sostienen a una banda a la que se le notan los años de carrera y que suenan impecables e implacables. Ninguno desentona, todos colaboran para erigir una maquinaria que escupe riffs, punteos, bases de bajo y una batería descomunal.
“Dragonaut”, “Metal Gods” y “Devil’s Child”, nos introdujeron al mundo JUDAS PRIEST, en el que se suceden, cual imágenes paganas, un bastón que miente sobre la estabilidad de la voz cantante, cambio de vestuario y pantallas grabadas a fuego intenso. Y la garganta más poderosa del género (perdón Bruce pero Rob tiene más matices), se luce durante la hora y diez que dura la faena de Halford y sus laderos. La aparición en moto, los cuernos inevitables, y “Turbo Lover”, “Redemer Of Souls”, “Breaking The Law” y “Painkiller”, entre otras, coronaron una faena a la que nadie podría superar. Y cuesta sentenciar con “nadie”, cuando, en realidad, el que vendría a cerrar la jornada y descorrer el velo de la tiniebla es ni más ni menos que el dueño de todo. El “Madman”. El mismísimo OZZY.
Es que el listón quedó muy alto para Mr. Osbourne, que igualmente se las arregló bastante bien con lo poco de esa increíble voz que le queda. Voz que primero arenga con el “Oh oh oh ooooh” en las sombras, típico cántico argento, A D N rockero criollo por excelencia. Entonces, quien supo tener de ladero al increíble Randhy Roads y al Gran Zakk Wilde, desanda su set apoyado en una banda de jóvenes que sostienen sus clásicos solistas y los himnos “Sabbath”. Así OZZY, repiquetea, amaga con abrazarnos a todos y llevarnos a su Infierno, envolvernos en su Averno y cautivarnos. El viejo “Lobo del Metal” arranca como debe de ser, aullándole a la luna, “Bark At The Moon”. Y continúa recordando a “Mr. Cronwley”, e introduciéndonos ahí, dónde no quisiéramos salir jamás.
En las tripas oscuras de BLACK SABBATH, de las que comienza ofrendando “Fayries Wear Boots” y entre clásicos solistas, dispara, además de espuma con la que corre a los fotógrafos, “War Pigs”, “Rat Salad”, “Iron Man”… y se despide, como debe de ser, con ese himno que lo define: “Paranoid”. Previamente nos invitó a viajar en su “Crazy Train” y desandar su discografía solista. OZZY, nos sacudió y nos sacó el frío de una noche casi invernal y redondeó un muy buen set luego de que la piel de Judas nos haga arder cómo muchos quizá ni esperábamos. Así pasó el Monsters of Rock 2015, en el que EL BUEN SALVAJE local abrió y buen salvaje mundial coronó la velada. Una jornada, cuya espera se extendió por más de dos décadas, y se paseó por todos los climas posibles. Imposible que se repita, ya que el sábado 2 de mayo de 2015 no podrá ser recordado como cosa de todos los días. El Monsters of Rock ya fue, es y será Cosa de Monstruos.