MUJERES ROCKERAS: REIVINDICÁNDOSE EN UN MUNDO DE HOMBRES
¿Alguna vez os habéis preguntado si una mujer, en un grupo de rock, es valorada por sus propias habilidades, o si es el heavy metal un mundo de hombres? Éste, es un aspecto que a menudo suele pasar desapercibido, y al que yo llevo ya un tiempo dándole vueltas. Dentro del estilo, en cualquiera de sus ramificaciones, encontramos estereotipos y clichés por doquier; desigualdades patentes con las que todavía hoy debe lidiar la mujer, por el simple hecho de serlo.
Si hacemos un repaso a la historia, vemos que en los años cincuenta las mujeres desempeñaban un papel secundario dentro de la sociedad; están relegadas al hogar, a su papel doméstico y familiar. Son consideradas seres delicados, virtuosos, dulces y sacrificados. No cabe decir que en el rock’n’roll lo mismo sucedía; la mujer estaba relegada a su papel de musa o de simple seguidora. En esa década, Wanda Jackson, “La Reina Del Rockabilly”, fue una de las abanderadas del rock, considerada incluso como la primera cantante del género. Más tarde, a principios de los sesenta, los grupos de chicas comienzan a invadir las listas de éxitos. Utilizan la música como manera de expresión y reivindicación. The Ronettes, The Shirelles, The Supremes, The Crystals…, son las pioneras. Marcarán un antes y un después. Por fin, las seguidoras ya tienen grupos con los que identificarse.
Fue en los setenta, gracias a cantautoras como Janis Joplin o Mama Cass, y a los grupos de punk, como Siouxsie And The Banshees o The Gogo’s, que se plantaría cara a los tópicos con entereza y confianza. Para muchas, de hecho, fue el punk el que realmente liberó a la mujer, ¿quién no recuerda a las VULPESS y su tema estrella “Me Gusta Ser Una Zorra”? Tampoco debemos olvidar a figuras como Patti Smith, que dejó claro que por ser mujer no estaba obligada a ceñirse a los cánones de feminidad establecidos. Asimismo, es en los setenta cuando se forma THE RUNAWAYS, uno de los primeros grupos de rock integrado por chicas que existió. Los llamados “all-girl rock band”, con Lita Ford y Joan Jett al frente.
Más tarde, ya en los ochenta, aparecen formaciones como HELLION, BITCH, CHASTAIN o WARLOCK, con la inconfundible Doro Pesch (arriba a la derecha) al frente. Aunque estas bandas ya no obedecían al patrón de “all-girl rock band”, sí tenían una mujer al micrófono. Fueron VIXEN las que recuperaron ese esquema, a finales de los ochenta, quizás una de las bandas que más reconocimiento ha logrado dentro del hard rock internacional, no en vano fueron bautizadas como las “Bon Jovi femeninas”. Luego, en esferas más comerciales, en la década de los noventa, tampoco debemos olvidar a Rockeras como Alanis Morissette, Sheryl Crow o Gwen Stefani, que, al frente de NO DOUBT, se haría mundialmente famosa tras editar “Tragic Kingdom” (1995).
Y poniendo los pies en la actualidad, debemos saber que algunas de ellas aún siguen al pie del cañón. Otras, se mantienen un tanto al margen de la fama, pero no cabe duda de que todas han dejado su huella. Leonor Marchesi, conocida en España por ser la vocalista que grabó el álbum “Templario” (1986), de SANTA, sigue subida a un escenario con el grupo ONLYRICA; Joana Amaro (abajo a la derecha), la vocalista que, al frente de la banda que llevaba su propio apellido, se convirtió en una de las voces femeninas más importantes de finales de los ochenta y principios de los noventa en la península, sigue dando conciertos; ¿y qué decir de DOVER? La banda de Amparo y Cristina Llanos (abajo a la izquierda), que dio el salto definitivo a la fama, con su segundo trabajo “Devil Came To Me”(1997), y se colgó la etiqueta de banda emergente alternativa más importante del rock español, alcanzando los cinco Discos de Platino.
No cabe duda de que, pasito a pasito, y cada vez con menos temores, las chicas han ido asomando la cabeza, reclamando su lugar en el estereotipado mundo del rock, no sólo como público, sino al frente de bandas: cantando o tocando cualquier instrumento. Esas “Juanas De Arco”, muchas veces incomprendidas, han luchado, y luchan, por construir un mundo mejor y más igualitario. Unas mujeres que van afianzándose dentro de un estilo poblado por bandas de hombres y habitualmente relacionado con la fuerza y la agresividad, demostrando que maternidad y hacer carrera en el rock no son polos opuestos, que feminidad o sensualidad no son sinónimo de debilidad, ni mucho menos de triunfo. Un grupo no consigue popularidad sólo por tener una chica en sus filas, detrás hay mucha entrega y trabajo.
Las evidencias de que cada vez hay más mujeres tocando o cantando rock son claras. Todas ellas llevan el mismo tipo de vida y luchan por el mismo sueño, sabiendo lo duro que es y lo que hay que pelear, dándolo todo para defender su posición y sobrevivir en el negocio de la música; una industria que puede ser extremadamente dura y cruel. Ser músico representa muchos años de trabajo constante, de dedicación plena, y, efectivamente, es un estilo de vida, pero, debemos quedarnos con que el rock no es para hombres ni para mujeres. El rock y el heavy metal están muy por encima de cualquier guerra de sexos; representan energía, rabia, pasión… Y esos calificativos pueden ser tanto femeninos como masculinos; no olvidemos que el rock ha jugado siempre con la ambigüedad sexual. El rock es de quien tiene cosas que gritar. Está hecho para reivindicar, para lanzar un mensaje con sentido, para abrir los ojos al mundo… Es una muestra de puro sentimiento, ¡es para quien lo sienta por dentro! Tal vez, en el pasado, que una mujer se quisiera dedicar a la música era considerado una especie de acto subversivo, ya que era un espacio intrínsecamente masculino, pero ahora eso ya no es así, sólo es una vieja versión intoxicada de falsos ideales de ser hombre y de ser mujer.
De una vez por todas, hay que poner fin a la absurda guerra de sexos, y eso se consigue, por encima de todo, respetando a la mujer. Y ésta, no será libre hasta que los hombres dejen de mirarla tal como a una señalización sexual en movimiento. Ahora bien, eso no será posible hasta que la naturaleza decida “reprogramar” esas conductas típicamente masculinas, escritas en los genes con fines reproductivos, y que hacen actuar al macho a merced de su testosterona. Un comportamiento puramente biológico que, a la postre, puede ser desencadenante de las desigualdades sociales.
Las mujeres, Rockeras o no, a día de hoy, continúan reivindicándose en un mundo de hombres. Salvo excepciones, que debemos seguir erradicando, van alcanzando un status parecido al del hombre. A pesar de todo, no pueden bajar la guardia ni un solo momento. Hemos progresado, está claro, pero aún queda camino por recorrer. Hay países donde las mujeres carecen de libertades o no tienen acceso siquiera a la educación. En el caso de las que trabajan, la jornada acostumbra a ser doble (laboral y doméstica), sus pensiones y sueldos suelen ser más bajos, y en la gran mayoría de casos, un embarazo puede hacer peligrar el empleo, pero la tendencia es ir a mejor. Women, keep on Rockin!!
Autor: Ivan Allué
*Si te ha parecido interesante el artículo, espera a leer el próximo libro de su autor: «Mujeres, Rock & Heavy Metal: ¿Quién Dijo Sexo Débil?».