NIGHTWISH + BEAST IN BLACK – Sala CuBEC Barakaldo, 02/12/18
Los domingos son para conciertos, y más cuando delante tienes un espectáculo como el que ofrece NIGHTWISH. Su repaso con esta gira de “Decades World Tour” que les ha traído por tres fechas en la parte final del año, y que han hecho una selección de sus veinte años en los escenarios, era una ocasión perfecta para ver el estado de forma en el que están, tras haber tenido un parón por la maternidad de su cantante y por descansar un poco.
Pero antes, era el turno de BEAST IN BLACK. Un combo variado, con Anton Kabanen (ex Battle Beast) a la guitarra como miembro más reconocido, pero que entre todos sacaron un concierto de menos a más, que así es como lo interpreto. Tienen un solo disco de momento “Berseker”, aunque ya están preparando el siguiente, por lo que se centraron en este, un power metal aderezado de ciertos componentes electrónicos de estilo Amaranthe o Sabaton y de efectos que resultó bastante interesante.
Además de la música, el saber estar en el escenario era más que palpable, puesto que se les notó con entrega consiguiendo que al principio hubiera tímidos aplausos, para al final llevarse una buena ovación.
Comenzaron con “Beast In Black” y concluyeron con “End of the World”, pero por medio dejaron buena cuenta de su contacto con el público, o de la simpatía de su batería Atte Palokangas o de las bromas de Yannis Papadopoulos sobre su pelo, además de hablar sobre su visita a Bilbao.
Voces grabadas y música pregrabada de tintes electrónicos le dieron un toque original, y en algún momento, con gafas de sol y plantada al estilo Aviador Dro o Kraftwerk, dieron un toque de originalidad a su música.
No paraban en el escenario, y cortes como “Crazy, Mad, Insane” o “Eternal Fire” fueron bien aceptadas por todos los adeptos de NIGHTWISH que se agolpaban en las primeras filas de una Sala Cubec, que aunque no estaba en un lleno, si presentó una buena entrada.
Un grupo a seguir, que además al acabar la actuación de NIGHTWISH estaban en la zona de merchandising saludando y haciéndose fotos con el que se acercaba a saludar o acomprar algo.
NIGHWISH y su dilatada carrera, con los cambios de cantantes y de batería, y con la puesta en escena que ha ido siendo progresiva según ha ido aumentando su popularidad, hay que reconocer que tiene una base fiel de seguidores. También la conceptualidad de la que exhibe el grupo, merced al trabajo que desarrolla Tuomas Holopainen, como principal compositor y artífice del mundo que recrean en sus conciertos, atraen y se nota.
Pero a la hora del directo, son impecables. Calculado al milímetro y medido de gran manera, cuando quitaron el telón y comenzó la audición, además de advertir sobre los móviles, que se disfrutara más que que se grabara, comenzó la introducción de lo que íbamos a ver y disfrutar, y una cuenta atrás, que fue bien coreada por los presentes. Y salió a escena primeramente Troy Donockley haciendo una introducción suave a la velada a través del sonido de la flauta.
Tras ello, comenzó lo que queríamos ver, con “Dark Chest of Wonders” y “Wish I Had an Angel” y ya en esos temas pudimos ver fuego, bastante que fue utilizado como efecto durante unos cuantos temas, así como algo de pirotecnia, aunque no les haga mucha falta por la calidad de las composiciones.
Floor Jansen acapara las miradas desde el primer momento, ya que su grandeza vocal y física te guían a ello. Pero el complemento que tiene a ambos lados, en especial del bajista Marco Hietala, hacen que todo fluya correctamente.
Con un set un tanto rebuscado, donde hay temas de todas las épocas, aunque en esta ocasión se basan más en las primeras composiciones, se echa de menos temas que animen. Aunque para eso ya se encargan todos, puesto que hablan con la gente presentando algunas canciones, para que no todo el peso lo lleve sola Floor Jansen.
Aparte ella en una de sus intervenciones pidió que por favor se dejara de fumar, ya que le afectaba a su voz, algo que apenas se respetó, aunque si que debió notar algo, pro lo que comentó unos temas más adelante.
“10th Man Down” y “Come Cover Me” marcaron un poco los temas iniciales más potentes, y pudimos ir comprobando como las sorpresas de la pantalla trasera iban desgranándose poco a poco acorde al tema o a lo que querían expresar. Sin duda muy acertado y variado, que le estaba dando un toque muy apropiado a la épica que acompaña al sonido de NIGHTWISH
“Dead Boy’s Poem”, Elvenjig”, “I Want My Tears Back” y “Last Ride Of The Day”, los bailes de Floor, o el poder ver el complemento que tienen con Donockley a nivel instrumentista y vocal, o los punteos y guitarreos de Emppu Vuorinen, todo ello aderezado por las teclas de Tuomas Hopalainen, que se le veía como llegaba a ciertos estados místicos, al menos en concentración.
“The Carpenter” nos llevó hasta el comienzo épico de “The Kinslayer” y “Devil & the Deep Dark Ocean”, con la presentación de Marco Hietala. “Devil & The Deep Dark Ocean” pudimos ver un momento de brindis entre el propio Marco Hietala y Floor Jansen.
Quizás a veces se les ve fríos, pero el complemento visual y como te meten a través de la música y las proyecciones, alternando temas más o menos tranquilos, con cañonazos que todos esperamos, como “Nemo”, es una especie de seña de identidad que han cogido en directo, al menos en las dos últimas giras que he podido ver.
También hicieron un pequeño parón para tomar aire y volver al tramo final justo cuando estaba en un punto álgido y “The Greatest Show On Earth” junto con el grito de “We were here!” que los fans corearon ampliamente, nos dieron cuenta de que esto estaba llegando a su fin y de que la magia de la noche de recuerdos se estaba quedando muy grabada.
“Ghost Love Score” fue el broche final lleno de confetis y efectos pirotécnicos que le daban una gran vistosidad. Un final para una noche que nos mostró el pasado y presente de un grupo que tiene una concepción, gracias a la mente de su teclista y a la interpretación que hacen todos los miembros de NIGHTWISH, de trasladar lo musical, lo épico y lo conceptual a un plano donde se puede disfrutar en dos horas y que merece la pena. Y de paso asegurar que NIGHTWISH está más presente que nunca y que esto ha sido para tomar aire, recargar pilas y volver a darnos un disco que seguro que está a la altura de lo vivido en la Sala CuBEC.