WARCRY – PLAZA DE LA CATEDRAL, OVIEDO – 24/09/2016
Concierto para grupo y orquesta (y público)
La noche del pasado sábado día 24 de septiembre tuvimos la oportunidad de disfrutar de un acontecimiento muy especial dentro de las fiestas de San Mateo de Oviedo: la actuación de una de las bandas esenciales de nuestra música actuando en un formato muy diferente al que nos tienen acostumbrados: WARCRY actuaron en un formato orquestal acompañados por la orquesta OVIEDO FILARMONÍA, bajo la batuta de Miguel Navarro.
Ese mismo formato ya lo habían probado este verano en el festival LEYENDAS DEL ROCK, pero esta vez era todavía más especial si cabe, al tratarse de un grupo asturiano tocando en un escenario que conocen muy bien, ya que han actuado allí en varias ocasiones, y siempre ofreciendo al público que se acercaba a verles algo especial. Si en 2012 fue la interpretación de “Nana” con el CORO ANSELMO SOLAR, esta vez fue la de adaptar todo su repertorio al formato orquestal. Como Víctor García explicaba en una entrevista publicada en un medio local ese mismo día, ese proyecto suponía recuperar temas que no solían tocar porque eran más propicios para ese formato.
Lo primero que nos llamaba la atención al ver el escenario era que, para dejar espacio a la orquesta, se había cambiado la disposición de la batería de Rafa, que ocupaba un lado del escenario, a la izquierda del público, y del teclado de Santi, que se situaba a la derecha. Con esos cambios, la orquesta tenía espacio suficiente para situarse, mientras que WARCRY tenían espacio para moverse.
La velada empezó con un retraso mínimo sobre la hora anunciada, cuando los miembros de la orquesta ocuparon sus asientos. Entonces, salieron a las tablas el director, entre los aplausos del público, y después los propios WARCRY, con los que los aplausos se convirtieron en delirio. Arrancó entonces una actuación que abrieron con “Alma de conquistador”, que el público recibió con muchas ganas.
Empezaba a llover, y de hecho la lluvia fue lo único que enturbió un poco (pero no demasiado) la actuación, así que Víctor nos dice que no tenemos que preocuparnos, que estamos en Asturias y que los asturianos estamos acostumbrados a luchar “Contra el viento”, así que con ese tema siguieron y el público no paró de cantarlo con muchas ganas.
La caña se relaja un poco para “El más triste adiós”, un tema en el que la aportación de la orquesta enriqueció mucho el sonido. Después, “Nuevo mundo” sonó con mucha fuerza ante un público entregado.
Canciones como “Coraje”, “Aire”, “La vida en un beso” o “Cobarde” ganan mucho con la orquesta, y, cada una con su sonido particular, suenan muy apropiadas para este concierto. Con la emotiva “Cada vez” el público se dejó llevar por el sentimiento.
Después de una potentísima “Capitán Lawrence”, “El amor de una madre” suena con un sentimiento y una expresividad inigualables. Entonces, se lanzan a tocar una “El guardián de Troya”, una canción que ganó muchos enteros con la aportación de la orquesta.
Santi, Rafa y Roberto abandonan entonces el escenario dejando a Víctor y Pablo para interpretar una “Nana” que fue muy coreada y que sonó mucho más épica gracias a la orquesta.
Después de tocar este tema, y ya con los cinco WARCRY sobre las tablas, Santi toca para el arranque de “Keops”, que sonó justo antes de “Hoy gano yo”, que fue la elegida para terminar, entre el humo y el confeti que se lanzó desde el escenario. Una foto del grupo y la orquesta con el público de fondo certificó que ese concierto tan especial había llegado a su fin.
Una vez más, WARCRY habían vuelto a triunfar sobre el escenario de San Mateo, esta vez compartiendo protagonismo con una orquesta gracias a la cual sus canciones multiplicaron la épica y expresividad que ya tenían originalmente. El público que estuvo allí, que no paró de cantar y de disfrutar, era consciente de haber vivido una noche muy especial, que ni siquiera la lluvia pudo estropear.
Sinceramente, yo no tengo los conocimientos suficientes como para apreciar en su justa medida el sonido de OVIEDO FILARMONÍA, pero me dio la sensación de que, al menos en lo que respecta a las canciones que habíamos escuchado esa noche, habían sabido imprimir su sello en unos temas que interpretaron como si fueran propios, con una calidad indiscutible. Desde mi punto de vista, proyectos como este nos demuestran que la música es un lenguaje universal que está mucho más allá de las etiquetas, y así se pudo ver gracias a la simbiosis de los sonidos clásicos con los metaleros.
Cuando nos íbamos, un grupo de personas coreaba el estribillo de “Tú mismo”, un tema que echamos de menos esa noche, demostrando lo que todos sentíamos en ese momento: que todavía teníamos ganas de mucho más.
Esperemos poder vivir muchas más noches así de mágicas gracias a WARCRY.