Crónica de Leyendas del Rock 2022 – 1ª Parte
Con una pausa de dos años, tras una pandemia que parecía no terminar nunca, por fin se pudo celebrar una nueva edición del Leyendas del Rock, que cumplía su quince aniversario, y que se mostró muy asentando en la localidad alicantina de Villena. Además de todo el enorme trabajo que hay detrás de la organización de un festival, en esta consolidación ha jugado un papel importante su inclusión en el UFF (United Festival Force), una asociación de festivales europeos de tamaño medio, que se celebran durante las primeras semanas de Agosto y que permiten a sus miembros hacer ofertas conjuntas a las bandas, para conseguir mejores precios y ofrecer carteles más atractivos. El Resto de festivales que lo conforman son: Alcatraz (Bélgica), Bloodstock Open Air (Reino Unido), Brutal Assault (República Checa), Into the Grave (Países Bajos), Motocultor (Francia) y Summer Breeze (Alemania). Pudimos ver a su responsable Marcos Rubio luciendo la camiseta que ha lanzado el UFF como homenaje a Ucrania.
La primera jornada que suele ser como de calentamiento y primera toma de contacto, sin el tercer escenario abierto, ni el agobio de solapamientos con bandas que coinciden en horarios, tenía a los emergentes Celtian como encargados de abrir el festival. Con el flautista Diego Palacio al frente y la dulce voz de Xana Lavey, a los que vimos disfrutar durante todo el festival con varias bandas, su folk metal sinfónico nos dejó canciones como “Magia de luna”, “Niamh” o “En tierra de Hadas”.
Turno después para el sexteto de Elda Lándevir, que tras su regreso en 2013 pasan por un gran momento. Contaron con unos invitados muy especiales, como el vocalista sueco de Therion Thomas Vikström, afincado en nuestro país y que nos contó que vendría con su banda después del verano, participando en “Never Stop Remains” y la también vocalista de Theriom, Rosalía Sairem, en “Fiesta sin fin”, juntándose los dos en “Mil y una noches”.
El cuarteto de Hortaleza Porretas, respetado por muchos seguidores del metal, puso su nota gamberra a ritmo de rock urbano y punk rock, con el recuerdo siempre de su fallecido vocalista y guitarra original Rober, y llevando las riendas en estos momentos Juan Carlos “Pajarillo” al bajo y voz principal. No faltaron sus clasicazos “Y aún arde Madrid”, con guiño al solo del “Hotel California” de Eagles, “Jodido futuro”, “Porretas” o su imprescindible “Marihunana”.
Tiempo después para uno de los precursores del thrash metal en este país a finales de los ochenta, los barceloneses Legion. Soberbia actuación la que se marcaron, con dos de sus miembros originales como el bajista y cantante Jonathan Dolcet, espléndido de voz y el enérgico guitarrista Quimi Montañés (Deldrac), junto al guitarrista Toni Rodríguez y al batería Miguel Ángel Rodríguez (Deldrac). De vigente actualidad por el lanzamiento de ‘Legionized’, un EP de su temas clásicos con sonido actual, y que desgranaron al completo con cortes como “Lethal Liberty”, “Eternal Youth”, “They Call Me War” o la versión de Billy Idol “Level Yell”. No faltó el esperado “Mili K.K.”, el único cantado en español y que fue aclamado por los más veteranos.
Obús con Fortu a la voz y Paco Laguna a las guitarras, junto a una base rítmica con Carlos Mirat a la batería y Luisma Hernández al bajo, nos dejó su repertorio de canciones más populares. Fortu que sigue manteniendo una gran voz, estuvo más reservón que de costumbre, quizás por el programa de televisión española que tenía que grabar al día siguiente, dejando que en algunas partes cantara Paco y Luisma, como en “Pesadilla nuclear”. Puede ser el momento de renovar algunas partes del show, como la percusión de Carlos con la escalera o la de Fortu con la batería. Canciones como “Juego sucio”, “Vamos muy bien”, “Dinero, dinero”, “Te visitará la muerte”, o “Que te jodan”, son idóneas para disfrutar en un festival.
Con una divertida intro sobre las restricciones sanitarias, iniciaba un excelente show Enrique Villareal El Drogas, con un sonido curiosamente mucho mejor que Legion y eso que era el mismo escenario, y donde destacaba Brigi y la pegada con su batería. Su set list fue una selección de lo más granado de su carrera, como “En la silla eléctrica”, “Animal caliente”, “Oveja negra”, “No hay tregua” o la aclamada “En blanco y negro” de Barricada, “Peineta y mantilla” o “Cordones de mimbre” de su etapa actual como El Drogas, “Azulejo frío” de Txarrena y “Frío”, del desaparecido Manolo Tena.
Las huestes de José Carlos Molina y sus Ñu hacían acto de presencia después, con una formación que va para clásica y con el añadido de la fantástica violinista Sara Ember (Last Days of Eden), que tras su debut en Vallecas, se confirmó como miembro de pleno derecho de la banda y poniendo la guinda que faltaba a una de las más sólidas y elegantes formaciones que tenemos en este país. En su repertorio no faltaron sus grandes éxitos, desde “Algunos músicos fueron nosotros”, “No hay ningún loco”, “Manicomio”, “Tocaba correr”, la inmensa balada “Ella”, “Se quién”, “El Tren”, “El flautista” o “Más duro que nunca”, aderezado con un brillante “Calor nublado”, de su segundo disco en solitario”, a la espera del inminente nuevo trabajo del grupo.
Los alemanes Powerwolf eran el plato fuerte de la noche para el público más joven, por el número de camisetas que vimos con la figura del lobo. Aunque prometieron traer su escenografía completa, está se quedó a medias, aunque con una gran decoración y con un gran despliegue de fuego y efectos de luz. Canciones como “Faster Than the flames”, “Amen and Attack”, “Dancing With the Dead”, “Armata Strigori”, “Blood for Blood” o “Sanctified with Dynamite”. Su vocalista Atilla Dorn supo tener enchufada a su audiencia, y en “Fire and Forgive” apareció con dos lanzallamas a lo Rammstein como parte de su gran ceremonial en vivo. Hicieron partícipe al público con sus estribillos de “Hu ha”, en “Where The Wild Wolves Have”, aunque demasiado alargado para m gusto.
Para concluir el primer día, Mojinos Escozíos nos tenían preparado un show entre lo cachondo y lo escatológico, con El Sevilla contando chascarrillos entre canción y canción y algún eructo que otro. Con “Ueoh”, “Que güeno que estoy”, “Las burbujitas”, “No tienes huevos”, “Al carajo”, “Por el culo” o “Semos las niñas del coleguio de La Salle”, dieron a sus seguidores lo que estaban buscando a esas horas de la noche.
Saurom una vez más eran los encargados de cerrar uno de los días del festival y no decepcionaron para nada, son una apuesta segura cada año. Unos músicos que han trabajado mucho durante la pandemia, sacando varios trabajos, que son una delicia para todos sus fanes, y que consiguieron satisfacerlos con canciones como “El monte de las ánimas, “La música y el espíritu”, “Músico de calle”, “El Lazarillo de Tormes”, “Noche de Halloween” o “La taberna”. Aunque esta vez no hubo pirotecnia, no descuidaron su puesta en escena con la aparición de una bailarina enmascarada en “El Carnaval del diablo”, o del grupo Wyrdamur en “La batalla de los cueros de vino”, así como incitando al público a participar en “El círculo juglar”.
Arrancamos el segundo día con los tunecinos Myrath, una banda fascinante que crece con cada disco y que suma nuevos seguidores, con su fórmula de mezclar el metal sinfónico y progresivo con la música oriental. Sacaron bailarinas que realizaron danzas contorsionistas y jugando con el fuego, mientras su vocalista Zaher Zorgati se mostraba como un vocalista con dominio de la escena. Canciones como “Dance”, “No Holding Back”, “Get Your Freedom Back”, o su gran éxito “Believer” nos hicieron disfrutar muchísimo.
Otros viejos conocidos del festival como Stratovarius, volvían de nuevo para contentar a la parroquia powermetalera, en un concierto en el que Kotipelto y los suyos sabían manejar el tono y los tiempos, mientras nos ofrecían sus canciones más recientes como “Firefly”, “Survive” o “World on Fire”, frente a sus grandes éxitos como “Paradise”, “Black Diamonds” o “Hunting High and Low”, que son garantía de éxito.
El metal industrial, gótico y oscuro de los germanos Lord of the Lost enriquecieron el Leyendas con otra propuesta diferente, liderada por su vocalista Chris “The Lord” Harms, con temas como “The Gospel of Judas”, la versión del clásico de Iron Maiden “Childrem of the Dammed”, llevada a su terreno y distando mucho de la original, “Drag Me to Hell”, “Blood for Blood”, o “The Heartbeat of the Devil”.
Los thrashers californianos Exodus, que llevan más de cuatro décadas machacando nuestros cerebros y que para algunos forman parte del Big Five del thrash metal, abrían las hostilidades en la que iba a ser una gran jornada por los amantes del género. Con un reciente álbum como ‘Persona Non Grata’, del que lucían un gran telón y con trallazos como “The Beatings Will Continue (Until Morale Improves)” o “The Years of Death and Dying”. Su legendario ‘Bonded by Blood”, tuvo un gran peso en su actuación con temas como el que le da título, “A Lesson in Violence”, “Piranha” o “Strike of the Beast”, con el que cerraron una impecable actuación.
Easy Riders una banda luchadora que ha sabido reinventarse y con dos incorporaciones como la de su vocalista Dess Díaz (Perversion) y el batería José Roldán (Nocturnia), se mostraron muy sólidos y contundentes. Canciones como “Perfecta creación”, “Lords of the Storm”, la sentida balada “Tiempo”, su nuevo single “The Deal”, o sus temazos “Evilution” o “Savage Rage” nos sonaron a gloria bendita. Deseamos que sigan escalando posiciones hasta el lugar que se merecen.
La caída a última hora de los legendarios Sweet, no pudo sustituirse de forma adecuada y entendemos que no debe ser tarea fácil, pero la banda elegida The Iron Maidens, una banda femenina tributo a la doncella de hierro, fueron decepcionantes, aburridas y sin chispa. Canciones como “2 Minutes to Midnight”, “The Troopers”, con una patética imagen con la bandera, o “The number of the beast”, sonaron descafeinadas y apagadas. Les vino muy grande el escenario principal y dudamos que hicieran méritos incluso para el Mark Reale, en el que actuaron bandas de mucho empaque aunque tuvieran menos nombre.
Volvíamos a presenciar otra andanada de thrash metal americano con Testament, estos si de pleno derecho dentro del Big Four y mejorando la imagen de la última vez que los vi en la Riviera madrileña. Con un telón enorme con la portada de su último trabajo ‘Titans of Creations”, y con el atractivo de contar en sus filas con el ex batería de Slayer Dave Lombardo, mostraron sus nuevas creaciones como “Children of the Next Level” o “WWIII”, junto a sus clásicos “Practice What You Preach”, “Fire Strick is Deadly”, “Over the Wall”, “Into the Pit” o “Alone in the Dark”. Aunque Chuck Billy no es lo que era, el repertorio de la banda y el duo Skolnick Peterson son motivos más que suficiente para disfrutar con ellos.
Con los castellonenses Dry River sí que hubo unos sustitutos de altura, para los mexicanos Cernican, con un escenario completamente atestado. Una banda técnicamente impecable, pero que además saben enganchar al público con canciones muy elaboradas, pero con estribillos de los que enganchan y que son una bendición para los directos. Presentaban a su nuevo miembro Guillermo Guerrero, un extraordinario, guitarrista que se ha adaptado como un guante. Himnos como “Fundido a negro”, “pequeño animal”, “Irresistible”, “Me va a faltar el aire” o “Traspasa mi piel”, son las señas de identidad de una inmensa banda que debe tener el reconocimiento que merece.
Para completar la triada thrasher del día, los germanos Kreator pertenecientes al Big Four alemán, descargaron su poderosa artillería sónica que lleva tantos años engrandeciendo el género y que nunca falla. Con el enorme telón con la portada de su reciente ‘Hate Über Alles’ que significa “Odio a todos” y así parece que cantaba el incombustible Mille Petrozza, nos dejaron cañonazos como “Violent Revolution”, “Hordes of Chaos”, “Phantom Anticrist”, “Stongest of the Strong”, “Flag to Kill” o el emblemático “Pleasure to Kill”.
Los polacos Crystal Viper fueron una de las grandes sensaciones del día, con la bella y carismática cantante y guitarrista Marta Gabriel al frente, todo un ejemplo de actitud y energía escénica. Curiosamente sobre las tablas vimos tres guitarras, pero ningún bajo, aunque lo sustituyeron de forma muy profesional. Heavy Metal en todo su esplendor con temas como “Night of the Sin”, “The Witch is Black”, “The Last Axeman” y uno de los momentos cumbres de todo el Festival para un servidor, como fue la maravillosa interpretación del clásico de Santa “Reencarnación”, que aparece en su disco de versiones ‘Metal Queen”, y de extraordinario meritorio al no hablar nada de español.
Llegó el turno de Adventus, en el que era su primer concierto en directo, y lógicamente la banda que no gozó de un buen sonido, se mostró falta de rodaje y con cierto nerviosismo, sobre todo en la primera parte, en la que Víctor pidió disculpas, pero que luego supo remontar y tirar de galones para contentar a todos sus fanes. Su magnífica opera prima ‘Morir y renacer’ llevó el peso del repertorio, con canciones como “Dame una ilusión”, “Donde diga el corazón”, “Sólo uno más” o “Luces y sombras”, junto a uno de los nuevos de su segundo trabajo ‘Saudade’ como fue “Llorar no sirve de nada”. Acabaron antes de tiempo y es que no tenían más repertorio.
Runa Llena fueron los últimos en cerrar, cubriendo la ausencia de Mago de Oz, mientras arriba estaban Jolly Joker, con un público cansado y un tanto frío al no conocer demasiado las canciones de su excelente debut ‘Aon’, en que se centró su set list. Carlitos y Fran han sabido rodearse de muy buenos y experimentados músicos, que saben de qué va esto y en directo dan la talla. Aunque el sonido no fue todo lo bueno que nos hubiera gustado, canciones como “Mi momento”, “Actos de fé”, “Primera llamada”, “Mi universo”, “Océanos de soledad” o “El lado oscuro” sirvieron para hacernos una idea de cómo se comporta la banda, aunque estamos deseando volver a verles con más kilómetros encima y en solitario.
Pudimos ver algunas canciones del magnífico vocalista Cano, algo menos cañero que con su banda anterior Centinela, aunque con grandes registros como de costumbre y de la excelente cantante Zuberoa Arnárez de Diabulus in Musica, con su propuesta de metal sinfónico, que exige menos trasiego del que teníamos de un escenario a otro, pero muy recomendables ambas actuaciones.