Crítica
Vuelve a la carga el príncipe de las tinieblas, pionero del heavy metal (50 años se cumplen del lanzamiento del primer lanzamiento de Black Sabbath) que, tras la gira de despedida como maestro reverendo de los de Birmingham, y después de 10 años sin sacar nuevo material en solitario, lanza su duodécimo larga duración, completando y, tal vez ya, finiquitando su dilatada carrera artística tras su último y discreto grito de 2010 “Scream” y su, también flojete y farragoso, “Black Rain” de 2006.
Las principales influencias musicales de Ozzy son fundamentalmente el rock de los 60: Beatles (Lennon), los Stones, King Crimson, The Animals, etc… pero tanto él como su primigenia banda forjaron una leyenda y desencadenaron una gran variedad de nuevos estilos: el Doom, el Stoner, Thrash, Nu Metal y quien sabe cuántos más, siendo referentes de bandas como Maiden, Judas, Motley Crüe, Metallica, Megadeth, Pantera, Marilyn Manson y un largo etcétera.
“Ordinary Man” es un álbum que está en el mercado desde el pasado viernes, 21 de Febrero en diferentes formatos: CD estándar, un CD de lujo, vinilo negro, vinilo color remolino con tapas de lujo, disco de imágenes y descarga digital, vía Epic Records con una duración de 49 minutos que incluyen un total de 11 pistas de duración muy regular.
Se abre la lata con los cantos gregorianos del segundo single de adelanto, «Straight to Hell» (de finales de noviembre pasado), que sea adorna con el característico saludo del “Sweet Leaf” (Alrite Now), facilitando la entrada de un tema con muchos coros infernales, riffs contundentes y enfangados que alternan con la estrofa a capela y algún recuerdo al “Bark at the Moon”, JAJAJA!!, con su risa satánica. La canción es corta, directa y con muchos ecos, contundente de pegada de batería, el bajo de Duff Mckagan se hace notar que the kagas y el suave interludio polifónico nos abre la caja de los truenos del Sr. Slash, con un solo ácido y corrosivo (de sabores Use Your Illusion), pleno de wah-wah y grabado en una sola toma en lo que puede ser el mejor corte del disco.
Bajando el pistón le sigue el mediotiempo melancólico y reflexivo “All my Life”, que bien puede recordar en su estructura a clásicos como “Mama I’m coming home” o “Road to Nowhere” y que cuenta con un estribillo muy machacón pero también con punteíllos afilados y profundos.
Con un amago a “Iron Man” entra la guitarra quebradiza y doom de “Goodbye”, idónea para el quejido de Osbourne, la cual muta a un ritmo pesado stoner y embarrado que nos mete en arenas movedizas: con denso golpeo de Chad Smith a los parches, otro solo cortante como un cuchillo, licks sucios y circulares y un cambio de ritmo muy interesante que recuerda al galope de “Children of the Grave”, con el punzante bajo de Duff marcando el ritmo infernal y haciéndose notar sobremanera.
A renglón seguido llega el titletrack de la obra que fue publicado hace mes y medio. «Ordinary Man» (10 de enero creo). Es la típica balada de Ozzy a lo “L.A. Tonight” (Ozzmosis), monótona, floja y aburrida, aún con la participación ilustre de Elton John al piano. El tema es hiper-melódico, con muchos coros y multitud de ambientes sintetizados, un solo muy elaborado e intenso, también de Slash, y una temática también reflexiva y retrospectiva sobre la vida y el legado del legendario vocalista inglés.
Cierra la primera parte del redondo el primer clip que se extrajo del álbum, titulado «Under the Graveyard«, canción dedicada a los excesos y la vida descontrolada de las estrellas del rock. Se trata de otra balada/medio tiempo con pegada potente y fantásticos arreglos, con buenas líneas vocales y que seguro va a funcionar bien en vivo, tiene otra parte acelerada a lo Children, la cual es idónea para meter otro solo sucio y corrosivo como ninguno. Tal vez el último corte destacable del trabajo
Ya en el ecuador del CD Ozzy nos trae una armónica engañosa (“The Wizard”??) con “Eat Me”, hasta que entran a saco otra vez las omnipresentes 4 cuerdas sólidas y ruidosas de McKagan a marcar junto al batera de los Red Hot Chilli Peppers otro lick también muy arenoso al tran tran, de ambientes lúgubres y cadenciosos y otro cambio muy Sabbath con un montón de coros que me huelen que te kagas a “N.I.B.”.
La ambientación atmosférica nos introduce el arpegio oscuro y premonitorio de “Today is the End”, un tema tristón y sabático, doom, pero con un estribillo bastante más positivo y alegre y con bonitos detalles al teclado y a los coros.
A continuación nos viene con aires alienígenas “Scary Little Green”, otro arpegio a medio tiempo vacilón que acelera presto al coro con buenos redobles militares de Chad Smith y bastante tensión, cante a capela, buenos detalles de bajo y otro estribillo hiper-adherente. El entretiempo es bastante etéreo y caótico para, con rodeos, volver de nuevo a la melodía principal.
En la misma tesitura de lentitud cadente está “Holy for Tonight”, una dulce balada muy beatlemaníaca con un lick de guitarra in crescendo y con ambientes celestiales que reflejan algo de la angustia que atesora Ozzy en estos, sus años crepusculares. A lo que se ve, se nota que el hombre ya le tiene miedo a la muerte y… a estas alturas se va a portar bien por una noche.
Encaramos el final del álbum con los temas en los que participa el rapero Post Malone, el primero un trallero “It’s a Raid”, inspirada en una redada con coca y marihuana en tiempos del Vol. IV de los Sabbath, un track fresco y desenfadado, caótico y con derroche de furia, donde se cae en el pozo de rifss circulares y donde la voz de Ozzy contrasta excesivamente con la del rapero y consigue atravesar la densa mezcla de distorsión y batería que inunda de ruido el tema.
Y para cerrar el trabajo volvemos al tono sosegado general del álbum con “Take What You Want for Me”, tema incluido en el tercer disco de Malone y primer adelanto de septiembre pasado. Una canción en la que también colabora el también joven y moreno rapero Travis Scott y que, realmente no pinta ni aporta nada al resto del álbum.
En fin, “Ordinary Man” es, bueno, un álbum ecléctico, pasable, no muy metalero, de rock a secas, nuevo material, que no novedoso aunque con músicos de renombre… el bajista de Guns N’ Roses, Duff McKagan y el percusionista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith en labores de composición.
En cuanto a la grabación, el proceso se hizo en crudo, en sólo cuatro días y la labor del guitarrista y productor Andrew Watt fue vital para el desarrollo del disco en sus estudios de Los Angeles. El art-work, es obra de Kevin Winter (Getty Images for Live Nation) y en la portada, Ozzy aparece en plan príncipe de las tinieblas con unas grandes alas negras, un elegante bastón con mango dorado y un bombín derby negro,… mare mía, me recuerda mogollón a la hostia que se ha pegao recientemente el Sabina. Veremos a ver si este viejo y cansado Ozzy se puede enfundar el chándal otra vez y reanudar el “No More Tours 2” con Marilyn Manson y Judas en Norteamérica y Europa respectivamente, que ha vuelto a cancelar hace un par de días y cuyas fechas ya se pospusieron…puff… complicado lo veo tras su grave caída, sus problemas respiratorios y ser diagnosticado de Parkinson.
Músicos participantes en el LP:
- Ozzy Osbourne – voz
- Elton John – piano y voz (pista 4)
- Slash – guitarra (pistas 1, 4)
- Duff McKagan – bajo
- Chad Smith – batería
- Andrew Watt – guitarras, producción
- Tom Morello – guitarra
- Post Malone – voz (pistas 10 y 11)
- Travis Scott – voz (pista 11)
Listado de Canciones:
- Straight to Hell
- All My Life
- Goodbye
- Ordinary Man
- Under the Graveyard
- Eat Me
- Today Is the End
- Scary Little Green Men
- Holy for Tonight
- It’s a Raid
- Take What You Want