Crítica
¿Quién miró jamás lo antiguo que no alabara el tiempo pasado y abominara del presente?
Michel de Montaigne
La antigüedad siempre ha ejercido un poderoso influjo sobre la mente del ser humano. La natural atracción por lo desconocido y el misterio de las tierras más allá de las fronteras dibujadas por nuestro propio conocimiento, encuentra su vástago natural en las grietas que el tiempo ha dejado en la historia. Los pequeños fragmentos del pasado que nos llegan dejan entrever la huella de un coloso mucho mayor. Un titán al que querríamos poder admirar en todo su esplendor, y que reconstruimos animados por una fantasía que se alimenta de su propia ansia. Dotamos de alas al dragón para que nos lleve más lejos, a los horizontes que se desdibujan entre el mito y la realidad.
Así, la producción cultural encuentra en las épocas pretéritas una de sus mejores y más fructíferas fuentes de inspiración. Sus diferentes manifestaciones artísticas se abrazan al eco de tiempos remotos para engendrar los vástagos que alimentan nuestro propio placer. El Heavy Metal, lejos de ser una excepción, es uno de los géneros musicales que más prolífica y hábilmente se ha valido de la historia para dar forma a sus creaciones. Una destreza que encuentra su rasgo más definitorio en la existencia de subgéneros enraizados en las tradiciones y cultura de los pueblos antiguos, como el Folk Metal y sus derivados. Una reivindicación de la música que animaba a estas civilizaciones y las narraciones que nos legaron.
Este despertar, empero, se ha dado con desigual generosidad, y ha mostrado una mayor predilección por determinados grupos. En efecto, la cultura vikinga ha experimentado un singular “revival” que ha popularizado enormemente a los antiguos guerreros del norte, bastante más queridos a día de hoy que cuando se dedicaban a saquear el occidente cristiano hace unos cuantos cientos de años. Incluso el bueno de Kratos ha decidido pasar su jubilación aniquilando bichejos en la mitología nórdica. Me gustaría ver las caras de los antiguos reyes cristianos ante tal fenómeno. Como mínimo, daría para unas cuantas risas.
En lo que respecta al terreno musical, el espíritu del Valhalla parece haberse extendido por todos los rincones y a día de hoy es posible encontrar grupos de Folk/Pagan/Viking Metal hasta en Guadalema de los Quintero, lo que debe ser motivo de alegría para Odín y toda su cohorte. Sin embargo el Folk Metal también ha dado lugar a otras corrientes que, aunque más minoritarias, cobijan a iniciativas artísticas deudoras de múltiples culturas y que enriquecen el panorama metalero: tal es la descripción que podemos aplicar a Sechem. Ungidos bajo la bandera del Oriental Metal (hagan sus apuestas sobre el significado de este término), este joven grupo madrileño ha sabido hacerse con un lugar propio gracias a su cuidada imagen, inspirada en el Antiguo Egipto. Una influencia que también recoge su música, y que toma forma en un estilo personal y único. Reunidos por primera vez a finales del 2010, Sechem han consolidado su formación mediante diferentes cambios a lo largo de los años hasta llegar al momento actual, con una alineación sólida y su primer trabajo tras la demo “[REN]loaded”: “Renaissance Of The Ancient Ka”. Nuestra pequeña puerta de entrada a Egipto.
Eis Ho Theos! nos recibe al cruzar el umbral con una suave melodía que lleva a nuestros sentidos la esencia del antiguo reino de los faraones. Una música de misteriosa aura que podría acompañarnos mientras recorremos solitarios pasillos y contemplamos la muda historia que narran los jeroglíficos. La intro se ve complementada con una voz ultra-terrena que explica el destino de los dioses que una vez fueron adorados en esa tierra, lo que sirve de adelanto a la temática principal del disco.
La majestuosa calma que nos envolvía da paso a Raise Your Flask, la creación más reciente del grupo y con un guiño a los habituales temas del Folk Metal en los que se puede alzar cualquier cosa que a uno se le ocurra (Raise Your Sword, Raise Your Horn, Raise Your Indeterminate Thing, etc). Raise Your Flask ejemplifica el proceso de madurez que ha vivido el grupo desde su primera demo, en la que las melodías orientales predominaban sobre una propuesta más simple. El tema combina las secciones más veloces y potentes con otras de cadencia más pausada, con cambios de ritmo que se adaptan el relato de los dos peregrinos que conversan sobre las transformaciones que está viviendo el mundo. El uso de los sintetizadores y la flauta ayudan a construir una atmósfera oscura y atrayente que encaja muy bien con la voz de Ikena. Su presencia es uno de los puntos fuertes del grupo, siendo inevitable caer subyugado por su tonalidad etérea y magnética. Raise Your Flask se yergue así como una perfecta muestra del talento del grupo y de lo que son capaces de hacer, sin olvidar aportar la caña necesaria para mover al público.
Nuestra siguiente parada es Agora, afortunada paladina seleccionada para ser el single del disco. Una apertura in crescendo nos lanza a un tema rápido y de talante más épico y directo, con un estribillo rítmico y poderoso en el que la profunda voz de Ikena se ve acompañada por la flauta de Marta Sacri, llegando a niveles que podrían calificarse de marciales. No debería faltar en ninguno de los conciertos del grupo, sobre todo gracias a una sección final en la que la voz principal es contestada a coro por el grupo, llevando la canción a lo más alto antes de terminar. Nebet I’h, por su parte, nos narra la venganza de la reina Nitocris sobre los asesinos de su hermano a lo largo de una canción sobre la que pesa una leve bruma melancólica. Se trata de un tema algo más pesado que los anteriores, con algunas partes en las que la instrumentación adopta formas más grandilocuentes, acordes a la historia que navega sobre la música. Ikena por su parte adopta el papel de la vengativa monarca en algunos momentos, convirtiéndose en una presencia que casi inspira temor. Amarga como la noche sin estrellas, la canción finaliza con una afligida flauta que acompaña en su destino final a la reina de Egipto.
St. Thais, por el contrario muestra desde el principio una naturaleza aguerrida, siendo uno de los temas más cañeros del EP, en la línea de Agora. Una rápida combinación de cuerdas y batería abre la composición, señalando en qué dirección nos movemos ahora. Las cuerdas suenan más afiladas y agresivas y sustentan un sonido más potente, apoyando en unos estribillos que van directos al oído de los oyentes. ¿Cómo se traduce todo ello? En un temazo que a buen seguro hará mover la cabeza a más de uno.
Era of Martyrs marca el final del camino. Y ojalá todas las despedidas sonasen así. La delicada melodía de cuerda con la que comienza la canción se convierte en una introducción instrumental de casi un minuto cuando los demás componentes se unen, con una destaca presencia de la flauta de Marta. La voz de Ikena se alza como la luna sobre el desierto para un último alarde en la que probablemente sea la composición más majestuosa del disco, despidiéndose con un gesto melancólico que nos acompañará aun cuando solo quede el silencio.
¿Conclusiones? Sechem han extraído de las antiguas ruinas de Egipto un gran trabajo que se merece la sincera admiración de todos los que puedan darle una oportunidad. Esperemos que baje el influjo de su música, la tierra de los faraones vuelva a alzarse orgullosa.
TRACKLIST
1. Eis Ho Theos! 01:26
2. Raise Your Flask 03:27
3. Agora 03:18
4. Nebet I’h 04:33
5. St. Thais 03:53
6. Era of Martyrs 03:48
SECHEM son:
Ikena – Vocals
Marta Sacri – Flutes
Pepo Raull – Guitars
Guille Ramos – Guitar
Paolo Andreotti – Keyboards, backing vocals
Carlos Sobrino – Bass
Jorge «You» Homobono – Drums