Entrevista a Dani Pérez (KHAEL): “Sin Saratoga no sé lo lejos que habría llegado”
En octubre de 2020, el batería Dani Pérez abandonaba las filas de SARATOGA para centrarse en otros asuntos de su carrera musical, como por ejemplo retomar el proyecto que co-lidera junto a Aroa Martín, de nombre KHAEL, y del que ya preparan nuevo disco. José Luis Pérez Redondo habla con él en esta nueva entrevista.
En octubre pasado abandonaste las filas de SARATOGA por segunda vez en su historia, pero de eso no vamos a hablar, pues ya hubo un comunicado por tu parte que se publicó en su día para aclarar dudas, aunque después quizás te pregunte por la banda en cuestión. ¿En qué proyectos estás enfrascado actualmente?
Actualmente estoy centrado exclusivamente en Khael, ni quiero ni puedo ahora mismo estar en más proyectos, así que toda mi atención estará enfocada en el nuevo disco de Khael.
¿Tienes vértigo a empezar de cero?
Para nada. Ya me ha ocurrido varias veces y, evidentemente, la primera vez tienes tus miedos a perder todo lo cosechado antes, pero yo ya he pasado por ahí hace mucho tiempo y sé que la ilusión que tengo por retomar Khael supera con creces el dejar de tener cierta atención por parte de medios y público, es normal. En cualquier caso, mi carrera siempre estará ahí y soy un privilegiado por haber conseguido llegar tan lejos. Ahora, lo que quiero y necesito es centrarme en Khael a pesar de dejar de estar en el foco mediático. Estoy muy ilusionado con el futuro que me espera.
Has estado en unas cuantas bandas a lo largo de los años y en todas ellas has dado lo mejor de ti. ¿Podrías decirnos brevemente qué te ha aportado como músico cada una?
ECZEMA: Fue mi primera banda seria y donde crecí más como músico. Por decirlo de alguna manera, es donde obtuve la educación básica en el mundo de la música, donde cada ensayo es un avance brutal como músico, cada concierto es toda una lección, donde descubres cómo funcionan los festivales, etc… Estoy muy orgulloso de mi paso por Eczema porque cada tema era un auténtico desafío y fui muy feliz con mis compañeros de banda.
SARATOGA: Fue la consagración, donde aprendí cómo funciona el mundo de la música desde el aspecto profesional. También es donde aprendes realmente a convivir con tus compañeros ya que compartes muchísimas horas juntos. Sin Saratoga no sé lo lejos que habría llegado porque no sé cómo habría sido mi carrera.
STRAVAGANZZA: Era muy especial y supuso un aire fresco para nosotros, ya que podíamos dar rienda suelta a nuestra creatividad sin tener la presión de ser un grupo consagrado como Saratoga (del cual la gente ya espera un tipo de música y canciones concretas). Para Leo Jiménez y para mí fueron unos años geniales, porque Saratoga y Stravaganzza nos aportaban cosas diferentes y se complementaban muy bien, con lo cual teníamos completas todas nuestras necesidades como músicos. Además, fue donde comencé a componer temas para la banda.
SKIZOO: Con ellos aprendí muchísimo y lo recuerdo con mucho cariño. Me parece que era un proyecto muy potente y creo que podríamos haber llegado muy lejos. Yo ya tenía mucha experiencia en el mundo profesional, pero la visión que tenían mis compañeros de banda era totalmente novedosa para mí y supuso un revulsivo en mi formación como músico.
KHAEL: Evidentemente, es el proyecto más ilusionante de todos, ya que es como mi niño. Es donde Aroa Martín y yo tomamos todas y cada una de las decisiones. Toda la composición recae en nosotros; es nuestro proyecto y no tenemos que hablar con nadie más. Siempre digo que Saratoga es como un padre para mí y Khael es como mi hijo; es mi forma de explicarle a la gente por qué necesito volver a Khael y por qué ningún grupo me hará tener tanta ilusión como Khael. Sé perfectamente a lo que renuncio al dejar Saratoga, pero es como cuando te vas de casa de tus padres para vivir solo y tomar tus propias decisiones, el camino es duro pero eres más feliz con cada progreso.
¿Has tenido algún tipo de formación musical o eres totalmente autodidacta?
Tuve dos grandes profesores en mis inicios, Luis García y Marcelo Gevlon. Aunque alguien autodidacta puede llegar a tocar tan bien como alguien que haya tenido formación, creo que la formación es crucial para ir mucho más rápido y acortar los plazos del aprendizaje, especialmente los primeros años.
Tu manera de tocar la batería ha ido evolucionando a lo largo de estos años, sin lugar a dudas. ¿En qué punto dirías que te encuentras actualmente?
Creo que estoy en mi momento de mayor madurez. Al principio siempre pecamos de querer que tu instrumento esté presente todo el tiempo, ahora estoy mucho más calmado en ese aspecto, aunque bien es cierto que mi estilo es una batería muy protagonista. Además, al principio no haces bien las transiciones de un estilo a otro al tocar, tiendes a meter los mismos dibujos toques Metal o Jazz, pero con el tiempo eso lo vas dominando y tienes una visión más completa de la música
¿Por qué crees que te interesó la batería como instrumento?
No fue algo racional ni pensado, siempre tuve la necesidad de golpear rítmicamente objetos para seguir la música, era algo natural que me salía. Cuando descubrí la batería vi que era mi pasión, pero no fue algo premeditado como cuando alguien ve a otro músico tocar y decide tocar también ese instrumento o algo parecido. Siempre he tenido el ritmo en mi cabeza y pocas cosas me han hecho sentir tan pleno como la batería. Es como que el instrumento me llamaba, más que yo llamarle a él.
Me veo en la tesitura de hacerte una pregunta sobre tu paso por SARATOGA, uno de los grupos más respetados de la península y cuyos cambios de miembros yo creo que los frena en su proyección internacional, así que espero que lo entiendas. ¿Te llega a molestar que siempre se te asocie como el ex de SARATOGA?
Para nada. Estoy muy orgulloso de mi paso por la banda y de haber formado parte de su historia. Entiendo perfectamente que se me asocie casi siempre a ellos, ya que es la banda más importante donde he estado y donde me di a conocer al gran público, es normal. Esto pasa con todos los músicos, siempre se les tiende a recordar por su paso en el grupo más importante donde han estado, aunque hayan hecho muchas cosas más. Lo entiendo perfectamente y no me molesta en absoluto.
¿Cómo ves la actualidad del rock estatal?
Pues mira, la veo de una forma muy positiva por un lado y muy negativa por otro. Ahora hay más bandas y talento que nunca, creo que el rock estatal tiene un nivel que no tiene nada que envidiar al de otros países. Pero, por otro lado, creo que estamos en nuestro peor momento en cuanto a los medios para darse a conocer y progresar que puede tener una banda. Existe un exceso de información y no existen cauces bien organizados para que una banda pueda destacar. En este aspecto, tenemos que aprender mucho aún de otros países, donde existen circuitos bien organizados e incluso apoyo de la administración pública. Es más, es habitual en esos países que los grandes medios de comunicación den apoyo y soporte a grupos de música Metal. Aquí eso es casi una utopía.
Creo que, si no me equivoco de fechas, este año se harán 30 años desde que cogiste tus primeras baquetas. ¿Qué has aprendido hasta ahora del negocio?
Muchísimas cosas… La primera y más importante es que hay que trabajar muchísimo por muy arriba que estés; cuesta mucho subir pero muy poco bajar. También un consejo que siempre doy es que se tenga muchísimo cuidado con lo que se firma. Un contrato no es cualquier cosa y no nos preparan para ello cuando somos jóvenes. En el mundo de la música casi todo el mundo quiere su parte del pastel y tienes que asegurarte de que no cedes demasiado del tuyo. También he aprendido que hay que saber muy bien convivir con otra gente. Es una parte crucial si te quieres mantener en este negocio. Puedes ser el mejor músico del mundo, pero si no te aguanta nadie o no aceptas las imperfecciones de los demás poco vas a durar en una banda, donde se establecen vínculos con tus compañeros que no existen en casi ningún otro trabajo.
¿Siempre creíste que algún día podrías llegar a vivir de la música?
Creo que nunca me lo llegué a plantear como medio económico, lo que tenía claro es que sería a lo que me dedicaría de pleno, aunque necesitará otro trabajo para poder comer. De hecho, cuando entré en Saratoga estaba en la universidad y no dejé la carrera, podría necesitarla y además me gustaba, pero tenía claro que mi pasión y dedicación sería la música. El haber podido vivir de la música es un privilegio que pocos podemos tener, es un mundo muy difícil.
El álbum “Vientos de Guerra” de SARATOGA, donde debutasteis siendo muy jóvenes tanto Leo Jiménez como tú, es considerado para un servidor como una obra maestra de la música de España. ¿Qué te enseñó aquella experiencia?
Me enseñó muchísimo. Ten en cuenta que era el primer disco que grababa (anteriormente había grabado maquetas) y desconocía cómo era grabar con esa presión, promocionar el disco… «Vientos de Guerra» fue mi entrada en el mundo profesional de la música y fue cuando aprendí a grandes rasgos cómo funcionaba todo: el estar en una compañía discográfica, ruedas de prensa, gira organizada…
¿Es en los bolos cuando más disfrutas de la música?
En los bolos y en la creación de un disco. Son sensaciones diferentes: el concierto es la adrenalina pura, el contacto con los seguidores, plasmar en directo tantas horas de trabajo… La sensación al acabar un concierto no lo iguala nada. Por otro lado, la creación y grabación de un disco es también el otro momento donde más disfruto de la música, es el momento en el que además de ejecutante eres compositor y músico en toda la extensión del concepto. El disco es la semilla que te permite no solo dar conciertos sino que es el vínculo principal con tus seguidores. Sin disco no hay nada de lo demás y yo, personalmente, es un proceso que disfruto muchísimo. Además, tiene muchas capas: composición, arreglos, ensayos, grabación, mezcla, masterización, portada, promoción… Disfruto de los bolos y de la creación de un álbum por igual: una es una experiencia más intensa y puntual y la otra más extendida en el tiempo y calmada, pero las dos son apasionantes.
Esta crisis sanitaria del covid-19 está dejando un poco al descubierto toda la porquería y los más fuertes acabarán ganando la batalla para renacer con más fuerza. ¿Cómo te está afectando todo esto?
A nivel profesional muchísimo, imagínate… A nivel personal no tanto, porque soy una persona muy casera y que disfruta muchísimo en casa, con lo cual los confinamientos y el no poder relacionarnos tanto no lo he llevado tan mal. A nivel de sociedad, esto ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros mismos, aunque por desgracia veo mucho más lo negativo que lo positivo. Yo no era muy optimista con la sociedad, pero se está llegando a unos niveles de egoísmo increíble, y más cuando hablamos de salud y de vidas humanas. Al final es lo que tú dices, toda la porquería ha quedado al descubierto y me gustaría pensar que de esto aprenderemos, pero soy bastante pesimista.
¿Crees que la música tiene algún poder para ayudar?
Lo tengo clarísimo. Para empezar, a mí me ha ayudado muchísimas veces, una de las cuales fue ser el mayor pilar que tuve para salir de una situación complicada a nivel personal. Además, lo ves en los conciertos cuando mucha gente te dice que gracias al grupo ha podido superar situaciones muy difíciles. Incluso a nivel médico y científico se ha demostrado innumerables veces el poder que tiene la música para la recuperación de ciertos problemas del cerebro, de comunicación… Creo que la música es uno de los mayores bienes que tenemos.
Me gustaría darte las gracias por atenderme en esta entrevista y te deseo todo lo mejor para ti en este año que acaba de empezar. ¿Algo más que añadir que no se haya dicho?
Muchas gracias a ti, José, por hacérmela, y gracias a Metalcry porque siempre he dicho que sin los medios no sería tan fácil para nosotros llegar a la gente y hacéis un trabajo increíble. Os deseo lo mejor para este año y os mando un fuerte abrazo.